Petro Charla con María Isabel Rueda

Gustavo Petro, ganador de la consulta interna del Polo Democrático, con María Isabel Rueda.

¿Por qué el Partido Liberal debería hacer una alianza con usted y no con Germán Vargas?
Pues esa es una decisión que deben tomar ellos. Cuando hablo de un acuerdo democrático no estoy hablando de una adhesión sino de seleccionar, con reglas transparentes, un candidato común; y yo aspiro a ganar esa representación, no sólo de la izquierda democrática, sino del conjunto de las fuerzas democráticas de Colombia.

¿Y si el liberalismo escoge hacer la alianza con Vargas?
Estoy absolutamente convencido de que el espacio democrático nos necesita. Si el liberalismo decide no estar ahí, pues coparemos ese espacio. Obviamente, eso puede producir temores, tensiones. Ya lo vimos en Vargas Lleras, que no se atrevió a medirse en una campaña con nosotros, pero espero que la madurez suficiente se imponga dentro del liberalismo y confluya hacia un acuerdo democrático que incluya una competencia libre con el candidato del Polo, para escoger al candidato común que salga victorioso. Si en una consulta gana el candidato liberal, yo lo apoyaré. Si yo gano, la regla de la consulta es que me apoyará el liberalismo en mi campaña presidencial.

¿No teme que lo conejeen? Si en su propio partido le están conejeando la jefatura...
El amor en los tiempos del cólera trae un mensaje central para que el amor venza sobre el cólera, que es la persistencia...

Pero la cólera del doctor Gaviria persiste. Dijo que durante la campaña usted lo acusó de ser un viejo desueto... No entiendo por qué se siente insultado con lo de viejo. Lo de desueto sí es incómodo.
Primero, yo no uso esos términos. Segundo, no existe un solo registro en el que se hable de esa manera. Tercero, siempre he dicho que el ciclo vital acaba en el momento de la muerte. El ser humano va cambiando sus actividades, deja unas, cambia otras, y si he enarbolado la política de la vida, no puedo tener una actitud con respecto al adulto mayor que no sea la de que es valioso y productivo para la sociedad.

¿Cuál es la amenaza que usted representa para el ex candidato, que le ha caído tan mal su victoria y le impide mirarlo con generosidad?
Le he pedido al comité ejecutivo organizarle un homenaje a Carlos Gaviria por su vida profesional y política. Pero Gaviria cree que estamos viviendo una disputa democrática en la que cada partido puede presentar sus propuestas y esperar la selección libre de la ciudadanía. Yo pienso que estamos en un momento de urgencia, que se desencadenan sobre la Constitución fuerzas que intentan derribarla. Es un momento de definición entre dictadura y democracia, para el cual el Polo no se debe comportar como una simple fuerza aislada de las demás sino que debe convocar un bloque de mayorías que pueda evitar la dictadura. Esa discusión no ha sido grosera nunca, pero tuvo un momento de definición de la ciudadanía en las urnas.

Por lo pronto, no parece factible que le entreguen la jefatura del Polo y de ella depende la autorización para concretar la convergencia política que planteó en su campaña.
Estamos esperando que sea convocada la dirección nacional para que apruebe una política de alianzas, aunque esa orden ya había sido impartida por el Congreso del Partido cuando se ordenó la convergencia democrática. Mientras tanto, el comité nacional de campaña se reunió el viernes pasado y se trazaron los primeros lineamientos para empezar las conversaciones con fuerzas sociales de Colombia alrededor del acuerdo democrático. La primera conversación se va a iniciar con el movimiento indígena de Colombia.

¡Ah! ¿La primera fuerza en entrar a la convergencia con el Polo será la Alianza Indígena?
Sí. Y seguiremos con las centrales obreras y estaremos esperando al liberalismo y al Partido Verde, con el cual esperamos iniciar conversaciones lo más pronto posible. Lo cierto es que las fuerzas políticas que hoy me acompañan van más allá del Polo.

Eso es cierto. Pero también es lo que más molestia le causó a su contendor, Carlos Gaviria. En una de estas sale a decir que su candidatura es producto de alguna maniobra del uribismo, o que este votó por usted.
Si dice eso, sencillamente falsea la realidad. No es sino ver el mapa geográfico de la votación alcanzada y se descubrirá que mi triunfo depende básicamente de haber empatado en Bogotá y barrido en el Caribe colombiano y en la costa pacífica.

Queda claro que en su campaña ni va a apoyar a las Farc ni a recibir su apoyo...
Bueno, pues algunas esferas de las Farc se han pronunciado a través de la página de Anncol, para manifestar públicamente su decisión de no apoyar la campaña de Gustavo Petro, cosa que me complace.

¿A qué adjudica que las Farc estén tan bravas porque ganó usted y no Carlos Gaviria?
Es que si a la izquierda democrática le va bien, la posibilidad de una transformación pacífica de Colombia se coloca en el orden del día y la propuesta de un cambio violento desaparece del escenario de un cambio real de la historia de Colombia. Con ella las Farc, si no deciden abandonar la lucha armada. Luego al contrario de lo que un sector de la sociedad colombiana piensa, el éxito del Polo es un fracaso de las Farc. Si al Polo le va bien, a las Farc les va mal.

Eso le quedó bonito. ¿Pero será cierto?
Es una lógica que tiene que ver con la sociedad humana. Los extremos se juntan y se coadyuvan. Por eso en una sociedad polarizada los extremos se apoyan mutuamente, así no lo quieran. Uribe y las Farc se necesitan. Para las Farc, lo dijeron en algún momento, es conveniente la reelección de Uribe y para la reelección de Uribe es conveniente la existencia de las Farc. Las posiciones que no quedan en esos extremos, como la de transformar democráticamente a Colombia, como las de construir un acuerdo democrático, son vistas por los extremos con suprema enemistad. Por eso a las Farc no les convino que la postura del acuerdo democrático fuera la que triunfara en el Polo, porque coloca al Polo en contravía de la polarización de la sociedad, que es lo que les interesa a las Farc.

¿A usted le incomoda que columnistas catalogados de derecha hayan dicho que usted era la mejor opción de la izquierda? Eso, a los izquierdistas radicales, les saca la piedra.
No. Siempre he sido respetuoso de la libre expresión. He leído columnistas a favor y en contra. Indudablemente, la cuña que más aprieta es la del mismo palo.

Esos radicales nos prohíben hablar bien de usted a los que no somos del Polo. Si decimos que ganó la consulta contra las maquinarias del partido nos regañan....
Pues la base de la campaña presidencial que se inicia la construiremos sobre la base del voto libre en Colombia.

¿En su triunfo hay una protesta contra los abusos de la Anapo en Bogotá?
Pienso que en la mayoría de la militancia del Polo y del sector político de la sociedad que me acompañó hay una búsqueda de una nueva izquierda, de propuestas que no encontraba, del ansia de escaparse del sectarismo, que se expresó alrededor de mi propuesta. Conmigo ganó el sector que le apostó a construir una alternativa de poder y no sólo una fuerza de oposición.

Se lo pregunto porque en su campaña fue muy crítico del clientelismo de Samuel Moreno y del Presidente del Polo, Jaime Dussán...
El clientelismo no puede estar en una alternativa democrática de gobierno.

¿Esas críticas le han traído problemas con el Alcalde?
Pienso que el Alcalde ha comprendido el mensaje. Pero el Alcalde tiene una oportunidad de liderazgo al cual yo lo he invitado y que le implica, en su propia perspectiva de administrador de la ciudad, colocar una marca específica que no puede ser ni la del clientelismo ni la de una visión de la ciudad construida alrededor de los grandes negocios. Tiene que ser la marca social. Y lo he invitado a reivindicar esa marca social en varios programas concretos.

En educación, salud, en la tesis del consumo mínimo vital de agua potable gratuito como derecho fundamental, en la posibilidad de construir redes de comunicación gratuitas en los barrios pobres, en no permitir que el modelo de expansión urbanística sea el que se imponga sino el de la dosificación, e incluso en la posibilidad de dar un paso en el banco capital de puertas abiertas que pueda ser un motor de desarrollo económico para la mujer pobre de la ciudad. Si eso se logra, el liderazgo del alcalde se puede potenciar en un terreno diferente del que hasta ahora se ha visto.

Pues no creo que por allá hayan entendido muy bien el mensaje que enviaron sus electores. ¡Todavía tienen de presidente a Dussán!
Demos el tiempo suficiente para que la dirección del partido tome las decisiones apropiadas. Nosotros no la estamos presionando, hemos sido generosos en que no queremos barrerlos del partido ni nada por el estilo. Un acuerdo democrático implica también que se posibilite que todos los matices del Polo Democrático puedan seguir allí, solo que bajo una nueva perspectiva y con una nueva metodología.

¿Me puede confirmar si es cierto que le quieren imponer la presidencia de Iván Moreno, el hermano del Alcalde, o si no le dividen el partido?
No lo han dicho. Espero tranquilo y confiado las decisiones del partido y su capacidad de adaptarse a los nuevos mensajes políticos que la ciudadanía, como una especie de mandato popular, ha entregado en las urnas.

Si le imponen a Iván Moreno, ¿usted se deja?
No. La posibilidad de la división no depende de mí, no va a surgir de mí, pero esas son opciones que siempre se presentan en la vida de cualquier partido político. Si hay gente que toma la decisión de no acatar el mandato popular que hubo con mi triunfo, pues las puertas están abiertas.

¡Caramba! ¿Y entonces no existe ninguna posibilidad de que en el mismo escenario político coexistan una presidencia del Polo de Iván Moreno y una candidatura presidencial de Gustavo Petro?
Yo esperaría que la conducción nueva del partido, que tiene que ser elegida por la dirección nacional, sea coherente con el resultado de las urnas del domingo.

Pero mire cómo es su panorama. El Polo tiene un congreso compuesto por 1.500 personas, que a su vez delega en una dirección nacional compuesta por 300, que a su vez delega en un comité ejecutivo que era compuesto por 38 miembros, ahora 37 con el retiro de Carlos Gaviria, en el cual usted sólo tiene 15 votos...
Hay un gran sector independiente, que es determinante para la toma de decisiones. Aunque un poco más lentamente de lo que yo hubiera querido, está tomando decisiones.

Usted ha mencionado algo que ha pasado inadvertido y es que el Polo, como partido, está económicamente quebrado. ¿Qué pasó ahí?
Hay una realidad financiera del Polo dramática: dos mil millones de pesos de deuda que lo inhabilitan para financiar acciones políticas de envergadura en el país. Es el producto de una mala administración. Indudablemente, existe una quiebra financiera del Polo.

Tengo entendido que en ello han influido la creación de un periódico y los viajes de algunos de sus dirigentes...
La auditora presentó un informe al congreso del Polo que no se discutió cuando era obligación, sobre el tema concreto de las finanzas del partido. Pero en el análisis que yo personalmente he hecho, la causa principal es un exceso de nómina que se ha corregido, pero que ha dejado una deuda enorme.

Si con su victoria derrotó el ala radical del partido, ¿usted qué viene siendo?
Yo soy un hombre de izquierda, parte de una izquierda colombiana que reivindicó el diálogo nacional desde 1982 como una salida a los problemas del país y que tuvo su primera aplicación práctica y real en la Constitución de 1991, hoy en peligro. Construimos el Polo como el partido de la Constitución, así lo definimos en su primera reunión. En ese esfuerzo es en el que estoy. No sólo en la defensa de la Constitución, sino de su aplicación cabal dentro de una democracia pacífica, justa y moderna.

¿Va a ser un izquierdista de centro vergonzante?
No. Soy un hombre de izquierda, siempre lo he sido, desde que tengo noción de la política. Y desde mis principios de izquierda he entendido que Colombia necesita construir un proyecto democrático y por ese proyecto democrático hemos luchado desde hace más de 30 años.

MARÍA ISABEL RUEDA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO