17 de junio de 2011

Nuestra posición frente a la interlocución con el gobierno nacional

Boletín 14 Sindicalismo Democrático

En diferentes momentos hemos venido planteando la necesidad, para nuestra Central y para el conjunto del movimiento sindical, de propiciar y aprovechar todos los espacios de negociación con el gobierno nacional en procura de avanzar en la conquista y consolidación de los derechos de los trabajadores. En particular, si se consideran los hechos de los últimos meses.


Esta apreciación proviene del hecho de que se configuraban circunstancias propicias para ese posible acuerdo derivadas de las conclusiones de la Misión de Alto Nivel de la OIT que visitó a Colombia entre el 14 y el 18 de febrero, de los anuncios del presidente Santos en la reunión con las centrales sindicales el 31 de marzo y el Plan de Acción Obama-Santos del 7 de abril.

Los contenidos de estos anuncios atienden varios puntos de la agenda laboral que el movimiento obrero ha reclamado, por lo cual hemos considerado que son el resultado de la presión de los trabajadores y sus sindicatos, por ello hemos insistido en buscar un real compromiso del gobierno y los empresarios mediante un acuerdo laboral que los precise y amplíe.

Por eso saludamos y reconocemos como un avance, que el pasado 25 de mayo las centrales –CUT, CTC, CGT– representadas por federaciones y sindicatos del sector público, firmaron un acuerdo con el gobierno del cual se puede derivar un decreto que reglamente la negociación colectiva para los empleados
públicos.

Con este acuerdo se avanza en el marco de los Convenios 151 y 154 de la OIT y se supera el limitadísimo Decreto 535 de 2009. También saludamos la firma de un acuerdo laboral, el día 26 de mayo, entre el gobierno el empresariado, la CGT y la CPC, en el cual se registran avances para los trabajadores respecto a la prohibición para las cooperativas de trabajo asociado (CTA) de realizar intermediación laboral, también se castiga hasta con cárcel al empresario que viole los derechos de asociación y de negociación, se amplía la nómina de inspectores del trabajo, se crea el ministerio del ramo con la asistencia técnica de la OIT, se establecen una serie de acciones para promover la protección de los dirigentes y activistas sindicales y se busca una mayor incidencia de la Fiscalía General en las investigaciones de los homicidios contra los sindicalistas.

Aunque no satisface nuestras demandas, cabe destacar que en dicho acuerdo no se lesiona ningún derecho de los trabajadores, se avanza en reivindicaciones planteadas por el movimiento sindical y las organizaciones de los pensionados y se abre un espacio de interlocución y negociación que puede y debe ser aprovechado, por cuanto no se trata de un acuerdo cerrado, ni en cuanto a los temas, ni en cuanto a las organizaciones representativas de los trabajadores, como aparece en el documento.

En ese sentido, los documentos presentados por las organizaciones de los trabajadores deben ser el punto de partida para precisar, mejorar y ampliar el acuerdo, para hacer seguimiento y presionar con la movilización el cumplimiento de los compromisos.

El acuerdo no fue firmado por la CUT, quien propuso el aplazamiento de la reunión y al día siguiente, 27 de mayo, envió al gobierno una serie de propuestas que precisan y amplían nuestra agenda; tampoco fue firmado por la CTC quien argumentó un cambio de las reglas de juego y el apremio, enviando también su propuesta de cara a la negociación.

En estas circunstancias se pone nuevamente en el orden del día la necesidad de coordinar el accionar de la CUT, la CTC, la CGT y la CPC, para que sus agendas se reflejen en una posición unificada que ponga a prueba la real disposición del gobierno para la interlocución y la negociación, y evitar el distanciamiento y el fraccionamiento del campo laboral, que en nada beneficia a los trabajadores colombianos.

Respecto a la CUT, compartimos que no puede someterse al ritmo o la presión del gobierno, pero también es preciso reconocer que el tema de un posible acuerdo laboral estaba anunciado desde los primeros días de abril y no hubo voluntad política para abordar con profundidad el asunto; toda la iniciativa se le dejó al gobierno y no se propiciaron reuniones y conversaciones con las otras centrales, en las cuales se pudiera liderar la agenda laboral que contrastándola con los anuncios ya referenciados nos permitiera llenarla de contenidos en la perspectiva de un acuerdo laboral. Recordemos, por ejemplo, que desde abril la Escuela Nacional Sindical-ENS- ya nos había hecho llegar documentos para incidir en una eventual negociación.

Es preocupante que el comunicado de la CUT sintetice su posición diciendo que “todo ha sido preparado por el gobierno, empleadores, CGT y CPC para que Colombia no haga parte de la lista de países para ser examinados en la 100ª Conferencia de la OIT”. Si la decisión era eludir la negociación por la inminencia de la Conferencia OIT, debieron plantearlo con antelación en los organismos de la Central y no jugar a la ambigüedad. Con actuaciones y afirmaciones como estas, lejos de avanzar en un liderazgo por la unidad de los trabajadores para enfrentar los TLC y las políticas neoliberales del gobierno, se invita a profundizar la división de los trabajadores.

La grandiosa movilización del Primero de Mayo, con la participación de todo el movimiento sindical pese a sus diferencias y contradicciones, debe traducirse también en política unitaria frente al gobierno en la mesa de negociaciones.


Suscriben:

Boris Montesdeoca (Depto de Negociación), Ligia Inés Alzate (Depto de la Mujer), Francisco Maltés (Depto de Comunicaciones), Witney Chavez (Depto Juridico), Fabio Arias (Fiscal), Alvín Anaya (Depto de Juventud), Jaime Góyes, Hernán Trujillo (Depto de Multinacionales).

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