14 de septiembre de 2009

Llegó la hora de ser gobierno

Por Gustavo Petro
www.gustavopetro.com

De acuerdo a la propuesta esbozada por una gran diversidad de movimientos y personalidades del sector de la izquierda democrática, en el sentido de acercarnos a la sociedad colombiana y acordar entre diferentes salidas de fondo a la crisis nacional, decidimos en mi campaña a la consulta del Polo el próximo 27 de septiembre, buscar al ciudadano en la calle, contactar a quienes no aparecen en la prensa, a los seres anónimos que día a día construyen una Colombia más prospera y democrática.

En el recorrido que hasta la fecha he adelantado por 16 departamentos y casi 450 municipios he encontrado un pueblo golpeado especialmente por el desempleo, la ausencia de algún tipo de pensión y la imposibilidad de crédito pero también he visto al colombiano de la calle, alegre, ansioso de cambios y amante de la paz.

He sido recibido muy bien por todos ellos, en la Guajira y también en Nariño, en Antioquia así como en Boyacá. El fervor y cariño que me han expresado las y los colombianos me hacen sentir bastante optimista frente a un resultado a nuestro favor el próximo 27 de septiembre.

Ese masivo respaldo ha movido apoyos afuera y adentro del Polo a favor de nuestra campaña “Acordemos el Futuro”: Han adherido, entre muchos otros Máximo Noriega, aspirante al senado proveniente del sector del cura Hoyos, un sector importante del Polo que Suma del aspirante al senado Carlos Romero en La Guajira y Magdalena; Rafael Cuello, líder de un importante sector del Magisterio al igual que el concejal de Bogotá Álvaro Argote así como el respaldo de importantes sectores de Unidad Democrática en el Valle del Cauca (su diputado Fernando Forero a la cabeza), Córdoba, Cesar y Magdalena.

Tampoco puede desconocerse la importancia de grandes sectores del Parmenismo en Nariño y Huila (diputados y aspirantes al Congreso); el sector que lidera Abel Rodríguez en Bogotá así como la concejal indígena Ati Quigua, el diputado de Risaralda Arahugo Gañan (así lo presenten mis adversarios como parte de la otra campaña), y en fin, una larga lista de gentes sin partido o salidos de otras colectividades convencidos de adelantar esta lucha democrática al lado nuestro.

Ello me hace pensar que la propuesta de Convergencia Democrática es más vigente que nunca y nos permitirá gobernar en Colombia en el 2010 junto a otros sectores de la democracia, empeñados en adelantar reformas, derrotar la dictadura del proyecto uribista y llevar a Colombia por senderos de paz y progreso.

Cuando proponemos construir una convergencia democrática alrededor de un acuerdo sobre lo fundamental hoy, estamos recogiendo el acumulado de medio siglo de experiencia democrática en Colombia. Cuando afirmamos que este acuerdo programático debería girar sobre los ejes de la separación definitiva del Estado y la Política del crimen, el narcotráfico y el clientelismo; la separación de las tierras fértiles de la posesión de las mafias para refundar un modelo de desarrollo alrededor de la producción de alimentos y de la industria agroalimentaria y así repensar nuestra articulación productiva con el mundo; la separación de la política social: salud, pensiones y educación del mercado y el negocio privado, para lograr una mayor eficacia en disminuir las desigualdades sociales, no estamos más que recogiendo la más reciente experiencia sobre la lucha contra el paramilitarismo, el fracaso de la paz definitiva, la construcción de regímenes mafiosos rentísticos y depredadores y, gracias a la implementación generalizada de crímenes contra la humanidad en nuestro país, del incremento inusitado y sin igual de la desigualdad social en Colombia.

¿Por qué entonces cierta izquierda nos acusa de desdibujar al Polo con nuestra propuesta, si lo que proponemos es volver realidad el esfuerzo frustrado de una sociedad durante medio siglo, el programa defendido por millones que han luchado por la Democracia durante décadas? La convergencia democrática no es sino la búsqueda de las mayorías nacionales. Mayorías que hoy están en la apatía popular, bajo el embrujo uribista, en el liberalismo después de su propia depuración, en el movimiento indígena, en las víctimas de la violencia, del sistema financiero legal e ilegal, en los creyentes, en las personalidades políticas independientes, en los que nos ayudaron a hacer la Paz y la Constitución de 1991, en quienes deciden valientemente en verdad dejar sus armas y sus odios, en los trabajadores la mayoría de ellos desorganizados. ¿Por qué no podemos converger con ellos?

¿Quien dijo que en las condiciones de construcción de un estado dictatorial y del imperio de un régimen mafioso bárbaro, los socialistas no pueden hacer alianzas programáticas y prácticas con el liberalismo, si ambos proyectos nacieron del siglo de las luces, y de la consigna de Libertad, Igualdad y Fraternidad? El origen del liberalismo, su fundamento esencial, estriba en la limitación del poder por el derecho del ciudadano, que luego derivó en la limitación del estado por el mercado, en su modalidad neoliberal. Por tanto, en situaciones de construcción de tiranías, dictaduras y estados con amplios poderes policivos - como creo se está gestando en Colombia-, el socialismo y las nuevas corrientes democráticas pueden aliarse con el liberalismo en sus fundamentos esenciales, especialmente el de limitar el poder con el derecho.

Recordemos que la izquierda mundial siempre supo de la necesidad de hacer alianzas, frentes políticos y acuerdos para afrontar y superar la barbarie cuando sufrió los embates del fascismo en Europa, las conquistas de los imperios y la destrucción colonizadora de las nacionalidades y las culturas. ¿No nos lo enseñan así los frentes patrióticos de Stalin contra el fascismo de Hitler, el de Mao contra la guerra japonesa, el de Ho Chi Minh por recuperar su patria vietnamita, o más cercana a nuestra experiencia, el pacto de La Moncloa para sacar a España del franquismo y conducirla hacia una Democracia moderna, o el de la Concertación Democrática chilena para superar la sombra siniestra de Pinochet? ¿Desde cuándo las alianzas políticas desdibujan la izquierda? ¿Desde cuándo nos negamos a construir los acuerdos democráticos que permitan hacer aflorar la organización popular y desmantelar la muerte como instrumento de la política?

Hoy necesitamos derrotar el proyecto de Uribe en el año 2010, si este gana cerrará definitivamente el control de todos los espacios de poder dentro del Estado y la Sociedad, solo le escapará la guerrilla que argumentará su relegitimación política y el uso de las armas y la violencia contra el régimen. El espacio democrático, la posibilidad de la organización popular y de los movimientos sociales se cerrarán. Solo ganaran Uribe, las mafias y las Farc. ¿La Izquierda democrática de Colombia va a colaborar con ese triunfo, dividiendo a las fuerzas de la oposición?

Así las cosas, quedan notificados propios y extraños: el 28 de septiembre, al día siguiente de ganar la consulta abierta del Polo, me convertiré en un decidido promotor de la Convergencia Democrática que llevará a los demócratas, por fin, a ser gobierno en Colombia.

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