Por Carlos Julio Díaz
Presidente de la subdirectiva CUT Antioquia
El salario mínimo es una política que tiene fundamentos en el convenio 131 de la OIT y en el artículo 53 de la Carta política. Se justifica su definición en un país cuando la acción colectiva de los sindicatos no logra niveles de cobertura que proteja la mayor parte de los trabajadores frente a los abusos de empleadores que como en Colombia son altamente propensos a la vulneración de derechos, aprovechándose de la debilidad institucional del estado en sus funciones de inspección y vigilancia.
Según el convenio 131 los elementos que se deben tener en cuenta para determinar el nivel de los salarios mínimos son los siguientes: “a) las necesidades de los trabajadores y de sus familias habida cuenta del nivel general de salarios en el país, del costo de vida, de las prestaciones de seguridad social y del nivel de vida relativo de otros grupos sociales; b) los factores económicos, incluidos los requerimientos del desarrollo económico, los niveles de productividad y la conveniencia de alcanzar y mantener un alto nivel de empleo”.
En un país como Colombia con una densidad sindical del 4% y una cobertura de la contratación colectiva del 1.3% tiene una alta importancia social la discusión y definición del salario mínimo. Algunos indicadores laborales como los siguientes lo justifican:
1. El 80% de la población ocupada gana menos de dos salarios mínimos
2. El 50% gana menos de un salario mínimo
3. El 70% de la población ocupada está excluida de la seguridad social
4. El 60% de los trabajadores se encuentran en la economía informal
5. El salario mínimo legal representa el 51% del costo de la canasta básica de estratos bajos
6. Para un trabajador salir de la pobreza requiere un ingreso superior a dos salarios mínimos
7. La tasa de desempleo sigue por encima de dos dígitos y es una de las más altas de América Latina
8. El coeficiente Gini (indicador de desigualdad) es de 0.59 uno de los más altos de América Latina
Este deterioro social es consecuencia de años de políticas neoliberales que han promovido un modelo de desarrollo orientado a los mercados externos que basa su competitividad en bajos salarios, reducción de derechos y la precariedad laboral.
Hoy nos encontramos en el peor de los mundos: una crisis mundial que hace insostenible un modelo basado en exportaciones (recordemos la vieja consigna: exportar o morir), y un mercado interno debilitado incapaz de absorber una producción nacional que compite difícilmente con importaciones abaratadas por las políticas neoliberales de libre comercio, y liberación cambiaria y financiera.
La CUT considera que para superar la pobreza, la exclusión y la profunda inequidad en que nos encontramos debemos reorientar el modelo de desarrollo hacia uno basado en una política salarial que de mayor capacidad de compra a los trabajadores para tener un mercado interno de los bienes y servicios que se producen en el país, promoviendo una política industrial y un sector externo diversificado con alto valor agregado.
No es cierto lo que dicen los gremios empresariales y tecnócratas neoliberales de que un incremento real del salario mínimo aumenta el desempleo, la informalidad y la inflación. La experiencia de países vecinos demuestra todo lo contrario.
El incremento salarial debe garantizar en el mediano y largo plazo un acercamiento del mínimo legal al mínimo vital (un poco mas de dos salarios mínimos legales), y para ello se necesitan 3 medidas:
1. Un incremento en un porcentaje que supere la inflación causada.
2. Una política de control de precios (en la canasta de alimentos, en los servicios públicos domiciliarios, en la canasta educativa, en la gasolina, entre otros) para evitar que nuevos incremento rebasen el incremento salarial.
3. Y una política de formalización y laboralizacion de la relación de trabajo (desmonte de las CTA, de los contratos de prestación de servicios, de los contratos sindicales) para que los acuerdos salariales sean incluyentes.
Si esto se complementa con un entorno macroeconómico de regulación financiera, de equidad tributaria, de fomento de la economía real saldremos de la pobreza, y con la economía formalizada es posible avanzar en una seguridad social universal.
El incremento del salario mínimo en un 4%, replanteando el incremento inicial del 3.4%, no llena las expectativas que tenemos los trabajadores, pero es un hecho político inédito que puede abrir las puertas a un gran debate nacional para que el gobierno replantee los esfuerzos que viene haciendo para salir de la crisis con las mismas teorías que la crearon.
La CUT Antioquia llama a su vez a todos los trabajadores y al movimiento social para que preparemos una lucha política organizada por un desarrollo industrial nacional, por trabajos decentes, y por salarios acordes a la canasta familiar.
Presidente de la subdirectiva CUT Antioquia
El salario mínimo es una política que tiene fundamentos en el convenio 131 de la OIT y en el artículo 53 de la Carta política. Se justifica su definición en un país cuando la acción colectiva de los sindicatos no logra niveles de cobertura que proteja la mayor parte de los trabajadores frente a los abusos de empleadores que como en Colombia son altamente propensos a la vulneración de derechos, aprovechándose de la debilidad institucional del estado en sus funciones de inspección y vigilancia.
Según el convenio 131 los elementos que se deben tener en cuenta para determinar el nivel de los salarios mínimos son los siguientes: “a) las necesidades de los trabajadores y de sus familias habida cuenta del nivel general de salarios en el país, del costo de vida, de las prestaciones de seguridad social y del nivel de vida relativo de otros grupos sociales; b) los factores económicos, incluidos los requerimientos del desarrollo económico, los niveles de productividad y la conveniencia de alcanzar y mantener un alto nivel de empleo”.
En un país como Colombia con una densidad sindical del 4% y una cobertura de la contratación colectiva del 1.3% tiene una alta importancia social la discusión y definición del salario mínimo. Algunos indicadores laborales como los siguientes lo justifican:
1. El 80% de la población ocupada gana menos de dos salarios mínimos
2. El 50% gana menos de un salario mínimo
3. El 70% de la población ocupada está excluida de la seguridad social
4. El 60% de los trabajadores se encuentran en la economía informal
5. El salario mínimo legal representa el 51% del costo de la canasta básica de estratos bajos
6. Para un trabajador salir de la pobreza requiere un ingreso superior a dos salarios mínimos
7. La tasa de desempleo sigue por encima de dos dígitos y es una de las más altas de América Latina
8. El coeficiente Gini (indicador de desigualdad) es de 0.59 uno de los más altos de América Latina
Este deterioro social es consecuencia de años de políticas neoliberales que han promovido un modelo de desarrollo orientado a los mercados externos que basa su competitividad en bajos salarios, reducción de derechos y la precariedad laboral.
Hoy nos encontramos en el peor de los mundos: una crisis mundial que hace insostenible un modelo basado en exportaciones (recordemos la vieja consigna: exportar o morir), y un mercado interno debilitado incapaz de absorber una producción nacional que compite difícilmente con importaciones abaratadas por las políticas neoliberales de libre comercio, y liberación cambiaria y financiera.
La CUT considera que para superar la pobreza, la exclusión y la profunda inequidad en que nos encontramos debemos reorientar el modelo de desarrollo hacia uno basado en una política salarial que de mayor capacidad de compra a los trabajadores para tener un mercado interno de los bienes y servicios que se producen en el país, promoviendo una política industrial y un sector externo diversificado con alto valor agregado.
No es cierto lo que dicen los gremios empresariales y tecnócratas neoliberales de que un incremento real del salario mínimo aumenta el desempleo, la informalidad y la inflación. La experiencia de países vecinos demuestra todo lo contrario.
El incremento salarial debe garantizar en el mediano y largo plazo un acercamiento del mínimo legal al mínimo vital (un poco mas de dos salarios mínimos legales), y para ello se necesitan 3 medidas:
1. Un incremento en un porcentaje que supere la inflación causada.
2. Una política de control de precios (en la canasta de alimentos, en los servicios públicos domiciliarios, en la canasta educativa, en la gasolina, entre otros) para evitar que nuevos incremento rebasen el incremento salarial.
3. Y una política de formalización y laboralizacion de la relación de trabajo (desmonte de las CTA, de los contratos de prestación de servicios, de los contratos sindicales) para que los acuerdos salariales sean incluyentes.
Si esto se complementa con un entorno macroeconómico de regulación financiera, de equidad tributaria, de fomento de la economía real saldremos de la pobreza, y con la economía formalizada es posible avanzar en una seguridad social universal.
El incremento del salario mínimo en un 4%, replanteando el incremento inicial del 3.4%, no llena las expectativas que tenemos los trabajadores, pero es un hecho político inédito que puede abrir las puertas a un gran debate nacional para que el gobierno replantee los esfuerzos que viene haciendo para salir de la crisis con las mismas teorías que la crearon.
La CUT Antioquia llama a su vez a todos los trabajadores y al movimiento social para que preparemos una lucha política organizada por un desarrollo industrial nacional, por trabajos decentes, y por salarios acordes a la canasta familiar.
Muy interesante el artículo, pero si el 50% gana menos de un salario mínimo, de nada sirve subir el salario, pues igual la mayoría de la población seguiría sin ganar el mínimo. Según las estadísticas, solo un millón de personas ganan el salario mínimo en Colombia, por tanto abogar por un mayor salario mínimo es pensar en una minoría, no en la mayoría que está excluida de dicho salario. Si la solución planteada acá fuera correcta, entonces subiendo el salario mínimo a 60.000.000 Colombia saldría del retraso económico, dado que la economía tiene dos caras, oferta y demanda, si la producción no sube al mismo ritmo que un aumento salarial, la conclusión sería que la inflación subiría al mismo ritmo y no se habría hecho nada. En conclusión el problema en Colombia es de productividad, se necesitan 5 colombianos para hacer el trabajo de un alemán.
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