18 de septiembre de 2011

Nueva metodología del Gobierno para medición de la pobreza, nuevo maquillaje a las cifras de la realidad social

Por Carlos Julio Díaz L
Presidente CUT Antioquia

La “nueva” metodología de medición de la pobreza elaborada por el Departamento Nacional de Planeación sacó de esta condición a más de 5 millones de colombianos al establecer en 16,4 millones los pobres en el 2010. Esto significa, según el DNP, que en la Colombia de hoy el 37.2% de la población es pobre y el 62.8% ya disfruta de las mieles de la prosperidad democrática.

Según esta metodología quien tenga ingresos superiores a $187.079 mensuales se encuentra por encima de la línea de pobreza, lo que deja el costo de la canasta mínima vital para una familia promedio colombiana muy por debajo del $1.000.000= cuando esta según el DANE costaba hasta hace poco más de dos salarios mínimos, y para el Banco Mundial hace unos dos años superaba el $1.200.000=

El boletín de prensa del DNP afirma que estos cambios se basan en los “hábitos de consumo de la población colombiana” de acuerdo con la información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2006/2007 del DANE.

Todo parece indicar que el DNP “ajusta” la canasta familiar a los “hábitos de consumo” que imponen los bajos ingresos de la población, y no al costo de los alimentos y productos básicos que necesita una familia para vivir de forma saludable y en unas condiciones mínimas de dignidad.

Es lamentable que el Gobierno prefiera reducir las cifras de pobreza no mediante políticas públicas que promuevan la inversión productiva y el trabajo decente, sino con trucos estadísticos y supuestos arbitrarios en las metodologías para construir indicadores que emanan del salón de belleza en que la tecnocracia neoliberal ha convertido al Departamento Nacional de Planeación.

En hora buena el Vicepresidente Angelino Garzón ha retado a estos burócratas que ganan probablemente $187.079 por hora, para que compren con este monto el mínimo vital que requiere una persona para vivir durante un mes.

Como la realidad se empieza a transformar reconociéndola, no negándola, urge la necesidad de instaurar un sistema nacional de estadísticas y construcción de indicadores como un bien público, mediante un dialogo de saberes que reconozca la voz del movimiento social y sindical.

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