4 de noviembre de 2010

La pobreza y la miseria de los pueblos no justifica la violencia

Rodrigo Gómez
San Andrés de Tumaco, Nariño, octubre 22 del 2010.
Simana Informa (Programa Radial Del Magisterio de Tumaco)

Cuando de hacer un análisis de las causas que originan la violencia política se trata, es muy común que investigadores, políticos y comentaristas de todo tipo concluyan que ella es producto del estado de inequidad y de pobreza en que desde tiempos inmemoriales han sumido a las mayorías nacionales los detentadores del poder.

De ser cierto que las lacras materiales de los pueblos fueran el motor de la violencia política, este mundo seria un polvorín. Un ejército de tres mil millones de pobres que hay en el planeta recorrería el mundo derribando gobiernos por doquier e imponiendo la equidad y la justicia. No es así porque las degradantes condiciones materiales en que el capitalismo sume a miles de millones de seres humanos no son suficientes para que las masas empobrecidas entiendan las verdaderas causas de
sus desgracias.

Este ultimo razonamiento que es valido para los pueblos ubicados mas allá de nuestras fronteras, también lo es para los nacionales de COLOMBIA. El 70% de la población colombiana vive entre la pobreza y la pobreza extrema, millones de campesinos viven en la miseria, 10 millones de compatriotas se acuestan con uno o dos “golpes”; y sin embargo, no se ve a esas millonadas de desheredados dispuestos a nutrir las filas de los ejércitos insurrectos. Y esto es así, sencillamente porque desde la instauración del Frente Nacional, por allá en los años sesentas del siglo pasado, en Colombia no se han dado las condiciones insurreccionales en las que los de arriba no pueden y los de abajo no quieren seguir viviendo a la antigua.

La ausencia de estos requisitos indispensables es precisamente la que no justifica de ninguna manera la pretensión de imponerle a nuestra sociedad una táctica violenta, que en lugar de facilitar la necesaria educación que deben recibir las masas de parte de la fuerzas progresistas, la entorpece e impide que ellas conozcan la verdad acerca de las causas que ocasionan su miseria.

El día que los pueblos empobrecidos sepan el porque, no será necesario recurrir al secuestro, al chantaje, a la extorsión, al terrorismo ni al sacrificio inútil porque las cosas serán mas simples.

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