7 de junio de 2010

Colombia: coyuntura y futuro político

Fernando Dorado
Activista social

Lo ocurrido en esta campaña electoral ha evidenciado los nuevos comportamientos políticos de los ciudadanos. Colombia avanza, paulatinamente, como sociedad y como pueblo. Los científicos sociales tienen allí un material invaluable. Me atrevo a estimular esos estudios presentando un punto de vista sobre lo inmediato y lo que puede ocurrir en el mediano plazo.

Los partidos políticos en la coyuntura

El Partido de la “U” y Uribe-Santos han agrupado a casi la totalidad de la clase política tradicional colombiana. Aparentan gran fuerza pero es en verdad, un síntoma de su enorme debilidad. Sus 6’758.539 de votos sólo representan el 22,54% del potencial electoral.

“La metieron toda” para ganar en primera vuelta y no lo lograron. Eso los hace vulnerables. Saben que no están “ganados”. Presiones a beneficiarios de Familias en Acción, campañas de miedo en los departamentos de frontera, intervenciones diarias del presidente Uribe, compra de votos, fraudes, y quien sabe qué cosas más, y… ¡no les alcanzó! El costo de ése esfuerzo es muy alto y no es fácil de repetir.

Ello explica la desesperación de “Uribito” que al día siguiente a las elecciones salió a presionar a los “jefes” conservadores. Los mayores “lagartos” liberales ya tenían listas las adhesiones. Se debe reconocer que algunos parlamentarios liberales y de Cambio Radical han mantenido cierta coherencia.

Las personas que se mantuvieron fieles a Noemí, Pardo y Vargas Lleras (3’000.324) encarnan dignidad y criterio propio. Es gente valiosa que rechaza la corrupción. Observar el espectáculo de sus dirigentes entregándose incondicionalmente a Uribe-Santos, les debe provocar asco y rechazo. En el caso de los conservadores, sólo un día les bastó para entregar la cabeza de su candidata.

Quienes después de tantas persecuciones y vilipendios apoyaron a Petro, no sólo son valiosos sino valientes. Después de algunos enredos y vacilaciones, el conjunto del partido apoyó a su candidato. Es un gran avance. Muchos recién lo escucharon y lo reconocen de verdad. Fueron finalmente 1’329.512 electores, que son la base real y consistente de la izquierda. Éste acumulado puede malograrse si no se acierta con una actitud generosa en la 2ª vuelta. El sectarismo puede hacer perder el enorme esfuerzo hecho por Petro, la militancia del Polo y demás colaboradores.

La ola verde

La “ola verde” es un fenómeno digno de analizar. La “legalidad democrática” fue el combustible que casi la convierte en “tsunami”. En su ascenso juntó de todas las vertientes políticas y sociales, pero no logró conformar un programa mínimo, que respondiera en forma concreta a los múltiples problemas que afectan a la población.

Es claro que en el último mes la ola verde se detuvo. Errores conceptuales, falta de tacto político, y falencias en la comunicación, mermaron el impulso; pero la causa principal a nuestro parecer fue, que al hacerse evidente que iba a haber 2ª vuelta, muchos electores se concentraron en “su candidato” aplazando el voto por los verdes.

Para retomar el impulso se deberá recoger de aguas amarillas, rojas, azules y de todos los colores, así como llegar a playas diversas (trabajadores, sectores populares, desplazados, etc.).

Los 3’120.716 votantes por Mockus, están conformados por 1’300.000 personas que hace 4 años votaron por Carlos Gaviria y que en esta ocasión se deslizaron hacia los “verdes”. A ellos se suman más de 1’800.000 ciudadanos, muchos de ellos jóvenes, que hasta hace poco creían en Uribe o no se preocupaban por la política. Son demócratas en formación. Y se pueden sumar muchos más.

El reto inmediato

En total quienes no votaron por Santos fueron algo más de 7’450.000. ¿Podrían ser la representación viva de “las fuerzas sanas de la Nación? (Petro). Con gran parte de ellos se puede y debe derrotar a la mafia que nos gobierna.

Si se observan detenidamente esas cifras se entiende por qué la dirigencia “verde” no puede firmar acuerdos con cúpulas partidarias. Debe enviar buenas señales, mensajes incluyentes, atractivos, de respeto por su esfuerzo y dignidad. “Alianzas ciudadanas construidas en diálogo constructivo”, ha dicho Mockus.

Insistir en acuerdos – sean programáticos o burocráticos – es debilitar la posibilidad de sumar de todos los sectores y poder derrotar a la alianza criminal uribista.

La clave a responder es: ¿Cuántos de ellos se van a abstener? ¿Cuántos se irán con Santos? Y, ¿cuántos apoyarán a Mockus? Además, el otro reto está en movilizar a los abstencionistas, sobre todo de sectores medios y la juventud. No es fácil, hay poco tiempo, pero es posible.

Una mirada hacia adelante

Lo sucedido en estas elecciones nos da pistas sobre la evolución de la sociedad colombiana y la conformación de los nuevos agrupamientos políticos hacia el futuro. Creemos que se están configurando los siguientes bloques:

a) La clase política tradicional se ha agrupado en el partido de la “U”, junto con los rezagos de los partidos Liberal y Conservador. Allí se van a ir refugiando los políticos más corruptos, mafiosos, y parásitos del patrimonio estatal. Representa a los antiguos terratenientes aliados de los grupos monopólicos serviles del imperio. Se arrimarán a este bloque los burócratas sindicales más redomados1. Mantendrán el plan de “re-primarizar” la economía nacional (agro-minería exportadora), utilizando el conflicto armado y la economía del narcotráfico como herramienta de intervención territorial.

b) La clase política emergente, representante de la burguesía moderna. La encabeza el Sindicato Antioqueño y el Grupo Santodomingo. Ellos saben de la decadencia de los EE.UU. y proyectan su porvenir al lado de Mercosur, y otros bloques económicos. Actúan con visión multi-polar. Van a ser “nacionalistas” a su manera. A este bloque van a llegar los tecnócratas de los partidos liberal, conservador, verdes y uno que otro del Polo. También, representantes del empresariado medio, intelectualidad burguesa y nuevos burócratas del “sindicalismo propositivo”. Si predomina la tendencia neoliberal en los “verdes”, éste partido y Cambio Radical, se disputarán su representación política. Quieren salir de la guerra y buscar salidas al problema del narcotráfico - no por cuestiones morales o humanitarias -, sino por necesidad económica.

c) Los sectores socialdemócratas que aspiran representar a las clases medias, a un sector de los trabajadores del Estado e intelectualidad progresista. Este sector va a estar luchando durante un tiempo al interior de los “verdes”, y también del Polo. Después de su eventual derrota en ambos escenarios, es posible que se congreguen en un partido aparte. Son proclives a aliarse con el bloque burgués “moderno”.

d) La izquierda tradicional, heredera de los partidos comunistas, con su programa “estatista” y “nacionalista”, va a quedarse con la titularidad del PDA. Este sector se irá reduciendo a los trabajadores del Estado (maestros, trabajadores de empresas de servicios públicos, monopolios estatales), medianos empresarios rurales y algunos sectores populares. Los sindicalistas de “izquierda” serán allí predominantes.

e) La izquierda revolucionaria. Tendrá que ir apareciendo como lo ha hecho en el resto de Latinoamérica. Interpreta los intereses del proletariado, trabajadores “precarizados” y la gran masa de desempleados y “rebuscadores de la vida”. Como lo ha hecho en Venezuela y Bolivia, impulsará procesos de cambio que unifiquen los intereses del conjunto de la población, materializando los sueños de Gaitán y Bateman. Bajo su liderazgo se concretará la revolución “nacional” pero con proyección universal e internacionalista (hacia el socialismo).

f) También deberán consolidarse pequeños partidos que representan los intereses de los pueblos indígenas y afro-descendientes, que se alinearán en los bloques que recojan en determinadas coyunturas sus intereses étnico-sociales y culturales.

Estos bloques y partidos existen en forma germinal. Ya actúan en la política colombiana. Hacen alianzas, a veces se refunden y combinan, pero allí están, tratando de liderar o de aprovechar los movimientos democráticos y populares que surjan o de hegemonizar el poder del Estado.

A nivel de América Latina también se expresan estos mismos bloques. En algunos países el surgimiento de movimientos nacionalistas de carácter democrático (MAS, MVR, Mi País, Frente Amplio) parecieran difuminar los intereses de las diferentes clases y sectores de clase. Pero no, siguen allí. En los momentos de crisis o de re-cambio, se expresarán política y organizativamente.

Lo que determina el futuro de esos procesos será el tipo de Hegemonía Social y Política que predomine. La dinámica de la lucha de clases y las influencias internacionales tendrán allí su fogón social y político.

Popayán, junio de 2010.

Notas:

1 Ya lo hizo Angelino Garzón y detrás de él van a llegar los Julios Robertos Gómez y Cía.

Tomado del Semanario Virtual Caja de Herramientas No. 209

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