Declaración del PTC, integrante del Polo Democrático Alternativo
A manera de fraternal llamado a la reflexión a la Dirección del Polo
A manera de fraternal llamado a la reflexión a la Dirección del Polo
De modo infortunado para el país, la reciente decisión de la dirección nacional del Polo llamó a los colombianos a no votar por ninguno de los candidatos presidenciales que van a la segunda vuelta. Infortunado, porque, según se ha conocido, en dicha vuelta final la candidatura del continuismo uribista contará con nuevos respaldos. Porque, de ganar esta, la de Juan Manuel Santos, estaríamos ad portas no solo del mantenimiento del injusto régimen económico y social imperante, sino del completo desmantelamiento del Estado de derecho, con todas sus consecuencias. Y porque, ante tal desenlace, el Polo tendría que cargar nada menos que con la responsabilidad de haber negado su concurso para intentar impedir tan nefanda victoria.
En la Colombia de hoy, la abstención –o el voto en blanco, que políticamente viene a ser lo mismo- significa el marginamiento de la lucha política. E implicaría que la candidatura del continuismo del régimen uribista, a la cual identificó el sentimiento de la Colombia progresista como su blanco de ataque, ya no lo es y que da lo mismo un gobierno de Santos que uno de Mockus. En la actualidad, la abstención no sólo no cuenta con condiciones para boicotear las elecciones presidenciales o para generar siquiera consecuencias positivas de importancia, sino que, ante el crecimiento de las fuerzas democráticas y el despertar a la vida política de un considerable sector de la población –especialmente de jóvenes y adolescentes−, no es justo que la fuerza más avanzada de la democracia colombiana, el Polo, sea la que llame al estéril camino de la abstención.
En cuanto permitió al país vislumbrar la posibilidad de un cambio, la candidatura verde se constituyó en un elemento clave de la actual campaña presidencial. Mockus no representa el continuismo uribista. Su acento en la legalidad es un elemento progresivo determinante en la Colombia de hoy. Va en contravía de la impunidad de los crímenes de lesa humanidad y de la cultura mafiosa, de la política de sometimiento de los poderes distintos al Ejecutivo y de los procederes ilegales e intimidantes de este contra la oposición, los jueces, los periodistas independientes y los líderes sociales. La democracia política y el Estado de derecho son esenciales para que los trabajadores y el resto del pueblo puedan proseguir, en mejores condiciones, y en el campo de la contienda política legal, su lucha por un régimen democrático y un nuevo modelo de bienestar y progreso, en contra del Estado neoliberal sometido a las multinacionales y del Estado corrupto y clientelista. Por consiguiente, el Polo debería haber mantenido el propósito de respaldar la candidatura verde, incluso sin condicionantes programáticos. Ni entrega ni cheque en blanco alguno significaría tal actitud. Simplemente, porque con ese apoyo apuntaríamos a suprimir el principal problema del país de hoy, que es el poder de la mafia y del paramilitarismo en la dirección del Estado. Puesto que vale más un buen paso en la acción que cien programas (¡Y vaya paso!).
Es evidente que la responsabilidad de que no haya podido concretarse el esperado acuerdo entre el Polo y la campaña de Mockus es de la dirección de los verdes. También, que profesan y practican una concepción que obstruye la necesaria coalición de las fuerzas democráticas y populares. Asimismo, que una parte sustancial de sus planteamientos, como algunos actos suyos muy significativos, que no compartimos, los identifican con el nefasto esquema que ha generado un acentuamiento de la desigualdad social y de la miseria, al igual que de la opresión extranjera norteamericana sobre el país. Planteamientos que, convertidos en políticas de gobierno en la eventualidad de una presidencia verde, enfrentaríamos sin falta. Con todo, es la candidatura que logró reunir la mayor fuerza en pro de que Colombia doblara la página de la tiranía uribista, y aunque solo fuese por ello, merece el respaldo de los demócratas de la nación.
Un nuevo reagrupamiento de las fuerzas democráticas del país viene poniéndose en marcha. Sus efectivos se cuentan en las filas del Polo, de los verdes, del liberalismo, del conservatismo y de la gente sin partido. De su plena conformación dependen las batallas por un porvenir venturoso de Colombia. Y el gran impulso al mismo consistiría en el cumplimiento de la política propuesta por Gustavo Petro y ganadora en la consulta con la cual el Polo lo escogió como su candidato presidencial: la promesa de respaldar al candidato que, enfrentando la candidatura del continuismo uribista, lograra la mayor ascendencia pública.
Comité Ejecutivo Central del PTC
Partido del Trabajo de Colombia, integrante de PDA
Marcelo Torres
Secretario General
Bogotá, 10 de junio de 2010
En la Colombia de hoy, la abstención –o el voto en blanco, que políticamente viene a ser lo mismo- significa el marginamiento de la lucha política. E implicaría que la candidatura del continuismo del régimen uribista, a la cual identificó el sentimiento de la Colombia progresista como su blanco de ataque, ya no lo es y que da lo mismo un gobierno de Santos que uno de Mockus. En la actualidad, la abstención no sólo no cuenta con condiciones para boicotear las elecciones presidenciales o para generar siquiera consecuencias positivas de importancia, sino que, ante el crecimiento de las fuerzas democráticas y el despertar a la vida política de un considerable sector de la población –especialmente de jóvenes y adolescentes−, no es justo que la fuerza más avanzada de la democracia colombiana, el Polo, sea la que llame al estéril camino de la abstención.
En cuanto permitió al país vislumbrar la posibilidad de un cambio, la candidatura verde se constituyó en un elemento clave de la actual campaña presidencial. Mockus no representa el continuismo uribista. Su acento en la legalidad es un elemento progresivo determinante en la Colombia de hoy. Va en contravía de la impunidad de los crímenes de lesa humanidad y de la cultura mafiosa, de la política de sometimiento de los poderes distintos al Ejecutivo y de los procederes ilegales e intimidantes de este contra la oposición, los jueces, los periodistas independientes y los líderes sociales. La democracia política y el Estado de derecho son esenciales para que los trabajadores y el resto del pueblo puedan proseguir, en mejores condiciones, y en el campo de la contienda política legal, su lucha por un régimen democrático y un nuevo modelo de bienestar y progreso, en contra del Estado neoliberal sometido a las multinacionales y del Estado corrupto y clientelista. Por consiguiente, el Polo debería haber mantenido el propósito de respaldar la candidatura verde, incluso sin condicionantes programáticos. Ni entrega ni cheque en blanco alguno significaría tal actitud. Simplemente, porque con ese apoyo apuntaríamos a suprimir el principal problema del país de hoy, que es el poder de la mafia y del paramilitarismo en la dirección del Estado. Puesto que vale más un buen paso en la acción que cien programas (¡Y vaya paso!).
Es evidente que la responsabilidad de que no haya podido concretarse el esperado acuerdo entre el Polo y la campaña de Mockus es de la dirección de los verdes. También, que profesan y practican una concepción que obstruye la necesaria coalición de las fuerzas democráticas y populares. Asimismo, que una parte sustancial de sus planteamientos, como algunos actos suyos muy significativos, que no compartimos, los identifican con el nefasto esquema que ha generado un acentuamiento de la desigualdad social y de la miseria, al igual que de la opresión extranjera norteamericana sobre el país. Planteamientos que, convertidos en políticas de gobierno en la eventualidad de una presidencia verde, enfrentaríamos sin falta. Con todo, es la candidatura que logró reunir la mayor fuerza en pro de que Colombia doblara la página de la tiranía uribista, y aunque solo fuese por ello, merece el respaldo de los demócratas de la nación.
Un nuevo reagrupamiento de las fuerzas democráticas del país viene poniéndose en marcha. Sus efectivos se cuentan en las filas del Polo, de los verdes, del liberalismo, del conservatismo y de la gente sin partido. De su plena conformación dependen las batallas por un porvenir venturoso de Colombia. Y el gran impulso al mismo consistiría en el cumplimiento de la política propuesta por Gustavo Petro y ganadora en la consulta con la cual el Polo lo escogió como su candidato presidencial: la promesa de respaldar al candidato que, enfrentando la candidatura del continuismo uribista, lograra la mayor ascendencia pública.
Comité Ejecutivo Central del PTC
Partido del Trabajo de Colombia, integrante de PDA
Marcelo Torres
Secretario General
Bogotá, 10 de junio de 2010
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