Terminada la huelga bananera de Urabá, y a manera de balanace de la misma, la Escuela Nacional Sindical presenta un informe sobre el tema, que da cuenta del marco económico y social en el cual se dio el conflicto y su soluciòn en la mesa de negociaciones; esto para concluir que fue una huelga en la que el gran ganador fue el modelo de diálogo social y "Trabajo Decente" que empresarios y trabajadores bananeros han construido en la región de Urabá. (Vea el documento de acuerdos)
Balance del conflicto bananero en Urabá
Una huelga en la que el ganador fue el “Trabajo Decente”
Documento de análisis y balance de la ENS
El modelo de Diálogo Social y Trabajo Decente que empresarios y trabajadores bananeros han construido en la región de Urabá, ha sido la mejor estrategia para el desarrollo y la paz social en esta región. A través de la negociación colectiva, los trabajadores han logrado que una parte significativa de los resultados de la producción y exportación de banano, que sólo en el 2008 ascendieron a más $800 mil millones de pesos, se conviertan, no sólo en oportunidad de mejor remuneración para los trabajadores, sino también en planes de vivienda, programas de salud, recreación y cultura, que en su conjunto le han significado un mejor nivel de vida a más de 17.000 trabajadores y sus familias.
Justamente, son estas mejores condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores bananeros las que han posibilitado la creación de un importante mercado en la región, que es la condición para que otras actividades económicas, como el comercio, el transporte, el turismo, la educación, la salud, entre otras, hayan también encontrado condiciones de desarrollo en la zona, reafirmando un concepto que es clave en la economía: donde hay riqueza y ésta tiene una mejor distribución a través de mejores remuneraciones y mejores condiciones de trabajo, se generan impactos positivos en el desarrollo de las regiones y de las comunidades, disminuyendo los niveles de pobreza y de exclusión social.
Pero este modelo todavía no se ha consolidado en la cultura de todo el empresariado de la región, y cada vez que hay negociación colectiva se amenaza con acabarlo o restringirlo, a través estrategias que pretenden debilitar la contratación colectiva e imponer condiciones de remuneración y de contratación contrarias a la noción de Trabajo Decente, que reivindica condiciones dignas de trabajo y de vida para todas las personas.
Estas fueron las razones que motivaron la movilización de los trabajadores bananeros y que terminó luego de 13 días de huelga. Una parte del empresariado bananero ha querido acabar con el sistema de contratación estable que reivindica la convención colectiva y sustituirlo por uno flexible, que les permita la imposición de contratos a través de las denominadas “cooperativas de trabajo asociado”, en las cuales los trabajadores no tienen derechos y son tratados como simples mercancías. Y también han pretendido disminuir costos laborales mediante la imposición de incrementos que no reconoce siquiera la pérdida que los ingresos de los trabajadores sufren por efecto de la inflación de la población de bajos ingresos.
A estos factores, SINTRAINAGRO, que es la organización sindical que agrupa a los trabajadores bananeros de esta región, agregó otros que ha venido reivindicando desde hace tiempo: que se ponga fin a las prácticas de algunas empresas que imponen jornadas de trabajo hasta de 14 horas diarias y que no retribuyen el trabajo suplementario; que se reconozca en las remuneraciones y en las condiciones de trabajo los adelantos técnicos y las labores nuevas; que se ponga fin a los incumplimientos de algunas empresas que tienen cerca de un 30% de trabajadores sin el pago de la seguridad social al día; que haya una política más eficaz para el mejoramiento de los niveles educativos de los trabajadores, donde sólo un 5% tiene estudios técnicos, tecnológicos y superiores; que se resuelva el problema del derecho a la pensión de más de 100 trabajadores, que lo asumieron en una época en que las empresas no tenían afiliados los trabadores a la seguridad social y que en este caso todavía se niegan a reconocer el bono de pensión; y que se incrementen los aportes patronales al fondo de vivienda, cuya insuficiencia explica que un 68% de los trabajadores no tenga casa propia.
Los empresarios bananeros tienen todas las condiciones para mantener la cultura de Trabajo Decente que tan positivamente ha impactado en la región de Urabá. Según la DIAN, en el 2008 este sector vendió fruta por un valor de $US 609.643.700, entre banano y plátano, correspondiéndole al sector bananero de Urabá aproximadamente el 70% de este valor, es decir, $844 mil millones de pesos.
Estos empresarios conforman además un sector muy protegido por el gobierno de Uribe. Todos ellos reciben subsidio para compensar las mayores tasas de interés que impone el sector financiero; subsidios para compensar las pérdida que puedan tener cuando baja la tasa de cambio de dólar; subsidios por incentivo sanitario; subsidios de seguro agropecuario y los que otorga el programa “Agro, ingreso seguro”.
Mientras tanto, los trabajadores del sector agropecuario no reciben ningún subsidio del gobierno, y sólo los que están mejor organizados, como los agrupados en SINTRAINAGRO, han logrado condiciones de Trabajo Decente, o sea superiores a las que tienen el resto de trabajadores agropecuarios, que ni cuentan con sindicatos, ni negocian con los empleadores sus condiciones de trabajo y empleo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los trabajadores asalariados del sector del plátano.
Según el acuerdo firmado para terminar la huelga, a los trabajadores se les reconoce un incremento salarial del 8% para el primer año, lo que se traduce en que cada empresario bananero va a tener que pagar $2.010 más por día por trabajador. Lo irónico del caso, es que esta suma es muy similar a aquella que, según información publicada por el diario El Tiempo (marzo 17 de 2007), los empresarios les pagaban a los paramilitares de Urabá, que equivalía a 3 centavos de dólar por cada caja exportada.
Balance del conflicto bananero en Urabá
Una huelga en la que el ganador fue el “Trabajo Decente”
Documento de análisis y balance de la ENS
El modelo de Diálogo Social y Trabajo Decente que empresarios y trabajadores bananeros han construido en la región de Urabá, ha sido la mejor estrategia para el desarrollo y la paz social en esta región. A través de la negociación colectiva, los trabajadores han logrado que una parte significativa de los resultados de la producción y exportación de banano, que sólo en el 2008 ascendieron a más $800 mil millones de pesos, se conviertan, no sólo en oportunidad de mejor remuneración para los trabajadores, sino también en planes de vivienda, programas de salud, recreación y cultura, que en su conjunto le han significado un mejor nivel de vida a más de 17.000 trabajadores y sus familias.
Justamente, son estas mejores condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores bananeros las que han posibilitado la creación de un importante mercado en la región, que es la condición para que otras actividades económicas, como el comercio, el transporte, el turismo, la educación, la salud, entre otras, hayan también encontrado condiciones de desarrollo en la zona, reafirmando un concepto que es clave en la economía: donde hay riqueza y ésta tiene una mejor distribución a través de mejores remuneraciones y mejores condiciones de trabajo, se generan impactos positivos en el desarrollo de las regiones y de las comunidades, disminuyendo los niveles de pobreza y de exclusión social.
Pero este modelo todavía no se ha consolidado en la cultura de todo el empresariado de la región, y cada vez que hay negociación colectiva se amenaza con acabarlo o restringirlo, a través estrategias que pretenden debilitar la contratación colectiva e imponer condiciones de remuneración y de contratación contrarias a la noción de Trabajo Decente, que reivindica condiciones dignas de trabajo y de vida para todas las personas.
Estas fueron las razones que motivaron la movilización de los trabajadores bananeros y que terminó luego de 13 días de huelga. Una parte del empresariado bananero ha querido acabar con el sistema de contratación estable que reivindica la convención colectiva y sustituirlo por uno flexible, que les permita la imposición de contratos a través de las denominadas “cooperativas de trabajo asociado”, en las cuales los trabajadores no tienen derechos y son tratados como simples mercancías. Y también han pretendido disminuir costos laborales mediante la imposición de incrementos que no reconoce siquiera la pérdida que los ingresos de los trabajadores sufren por efecto de la inflación de la población de bajos ingresos.
A estos factores, SINTRAINAGRO, que es la organización sindical que agrupa a los trabajadores bananeros de esta región, agregó otros que ha venido reivindicando desde hace tiempo: que se ponga fin a las prácticas de algunas empresas que imponen jornadas de trabajo hasta de 14 horas diarias y que no retribuyen el trabajo suplementario; que se reconozca en las remuneraciones y en las condiciones de trabajo los adelantos técnicos y las labores nuevas; que se ponga fin a los incumplimientos de algunas empresas que tienen cerca de un 30% de trabajadores sin el pago de la seguridad social al día; que haya una política más eficaz para el mejoramiento de los niveles educativos de los trabajadores, donde sólo un 5% tiene estudios técnicos, tecnológicos y superiores; que se resuelva el problema del derecho a la pensión de más de 100 trabajadores, que lo asumieron en una época en que las empresas no tenían afiliados los trabadores a la seguridad social y que en este caso todavía se niegan a reconocer el bono de pensión; y que se incrementen los aportes patronales al fondo de vivienda, cuya insuficiencia explica que un 68% de los trabajadores no tenga casa propia.
Los empresarios bananeros tienen todas las condiciones para mantener la cultura de Trabajo Decente que tan positivamente ha impactado en la región de Urabá. Según la DIAN, en el 2008 este sector vendió fruta por un valor de $US 609.643.700, entre banano y plátano, correspondiéndole al sector bananero de Urabá aproximadamente el 70% de este valor, es decir, $844 mil millones de pesos.
Estos empresarios conforman además un sector muy protegido por el gobierno de Uribe. Todos ellos reciben subsidio para compensar las mayores tasas de interés que impone el sector financiero; subsidios para compensar las pérdida que puedan tener cuando baja la tasa de cambio de dólar; subsidios por incentivo sanitario; subsidios de seguro agropecuario y los que otorga el programa “Agro, ingreso seguro”.
Mientras tanto, los trabajadores del sector agropecuario no reciben ningún subsidio del gobierno, y sólo los que están mejor organizados, como los agrupados en SINTRAINAGRO, han logrado condiciones de Trabajo Decente, o sea superiores a las que tienen el resto de trabajadores agropecuarios, que ni cuentan con sindicatos, ni negocian con los empleadores sus condiciones de trabajo y empleo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los trabajadores asalariados del sector del plátano.
Según el acuerdo firmado para terminar la huelga, a los trabajadores se les reconoce un incremento salarial del 8% para el primer año, lo que se traduce en que cada empresario bananero va a tener que pagar $2.010 más por día por trabajador. Lo irónico del caso, es que esta suma es muy similar a aquella que, según información publicada por el diario El Tiempo (marzo 17 de 2007), los empresarios les pagaban a los paramilitares de Urabá, que equivalía a 3 centavos de dólar por cada caja exportada.
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