25 de junio de 2009

Editorial de la Bagatela No 37

Con Petro, acordemos el futuro.

Titulares del editorial:
I. El rechazo a la política de coalición: una decisión que mermará al Polo.
II. Es posible derrotar el referendo reeleccionista y el tercer período presidencial del uribismo.
III. Respaldamos a Gustavo Petro en la consulta abierta y ciudadana que escogerá el candidato presidencial del PDA.
IV. Marcelo Torres, candidato a la Alcaldía por el PDA y la Gran Alianza por la Salvación de Magangue.


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I. El rechazo a la política de coalición: una decisión que mermará al Polo

Aunque prácticamente no hayan sorprendido a nadie, los resultados de la Junta Nacional del Polo realizada a finales de abril revisten una gravedad imposible de pasar por alto. La Resolución aprobada, de convocatoria de la consulta del Polo para escoger candidato presidencial, condicionó el desarrollo de una política de coalición a que tenga “como base el candidato y el programa del Polo”. Tal condicionamiento, ambigua fórmula de inocultable sectarismo frente a las fuerzas democráticas del país, en realidad ha ratificado la negativa rotunda del acuerdo Anapo y asociados con la extrema izquierda del Polo a adelantar cualquier alianza con sectores de la democracia colombiana para enfrentar a Uribe Vélez en las presidenciales del 2010.

Más allá de los textos aprobados, el clima de agresividad contra Gustavo Petro y Luis Eduardo Garzón ha sido de tal calibre, que no hay hipérbole alguna en la aseveración de que la Resolución aprobada en la Junta fue concebida precisamente para excluirlos de la consulta, y que pretendió excluirlos porque ellos representan la más lúcida vocería de las fuerzas de la democracia colombiana dentro y fuera del Polo: la que sostiene que el papel primordial de éste no es contribuir, por acción u omisión, a la dispersión del campo democrático sino procurar unirlo ante la amenaza que encarna la segunda reelección de Uribe.

La Resolución, aprobada por la Junta Nacional, al subestimar el enorme peligro que entraña la reelección de Uribe para las posibilidades de las fuerzas democráticas de proseguir la lucha política legal, desconoce objetivamente la mayor necesidad del campo de la democracia colombiana de hoy, la de adelantar resueltamente una política de la más amplia coalición de fuerzas para enfrentar y derrotar la prórroga indefinida del uribismo, y propicia de modo efectivo la dispersión de las fuerzas antiuribistas del país y, por consiguiente, le sirve de hecho a la más oscura reacción política en su propósito reeleccionista. Guardadas las proporciones históricas, repite el trágico y trascendental error del Partido Comunista alemán frente al ascenso de Hitler al poder en 1933, al negarse obtusamente a practicar una política de coalición con la socialdemocracia germana, que de haberse llevado a cabo a tiempo, acaso habría podido salvar a Europa y al mundo del holocausto bélico al que lo arrojó el fascismo.

Con tal decisión, el Polo renuncia a jugar el papel que habría podido ponerlo a la cabeza de un grandioso movimiento por la transformación democrática del país, la de jalonar una política de frente único de las fuerzas democráticas. Tal el tamaño de la responsabilidad de quienes con la orientación prevaleciente en el PDA lo vienen empujando por un derrotero de declive tan anunciado como fatal para las fuerzas progresivas de Colombia.

II. Es posible derrotar el referendo y la reelección del uribismo

Es cierto que la política que proclamó oficialmente la alianza que hoy impone la orientación del PDA golpeó seriamente las posibilidades inmediatas de una coalición que enfrentara con opción de triunfo al reeleccionismo. Pero también lo es que, ante la clarísima decisión de Uribe de hacerse reelegir por segunda vez, la conclusión de que Uribe ya está reelegido y que se esfumó todo chance real de conformar una coalición del tipo aludido, resulta muy engañosa.

Por ningún motivo puede perderse de vista que aún en las encuestas que le son favorables, la influencia del presidente Uribe viene disminuyendo; que el giro de la política norteamericana a raíz de la elección de Obama no le es propicia; que medio establecimiento está opuesto a su nueva reelección; que en la sociedad colombiana se puso en marcha una dinámica objetiva de fuerzas diversas hacia una convergencia antiuribista; que escándalos de tanta gravedad como los crímenes de Estado llamados por la prensa falsos positivos, el de las “chuzadas” telefónicas del DAS a las Cortes, a la oposición política y al uribismo no reeleccionista, y el de los gigantescos beneficios económicos de los hijos del primer mandatario a partir de disposiciones oficiales, horadan inexorablemente el régimen; y sobre todo, que los efectos de la actual recesión mundial en marcha en Colombia pueden generar protestas sociales de incalculables consecuencias.

En el pulso que sigue entre los corifeos del Gobierno y las fuerzas de la democracia alrededor del referendo reeleccionista, de ningún modo puede concluirse de antemano que la balanza se inclinará a favor de los primeros. La campaña de abstención contra este referendo, que emerge como la tarea principal inmediata de los sectores sociales, del movimiento obrero y de las demás fuerzas democráticas de Colombia, cuenta con numerosos y muy fuertes simpatizantes. Y constituye un escenario privilegiado para reanimar y concretar la política de coalición antiuribista.

Se avecina una prueba de fuerza crucial. Y es claro que en la misma proporción en que se han restringido sustancialmente las condiciones para promover una política de amplia coalición democrática desde el PDA, se ha acrecido la necesidad de que sus sectores democráticos persistan en la voluntad de adelantar pasos, más allá del Polo, en esa dirección.

III. Respaldamos a Gustavo Petro en la consulta abierta y ciudadana que escogerá el candidato presidencial del PDA

Ante el peligro real de la ausencia de Gustavo Petro en la consulta del Polo –Luis Eduardo Garzón había ya anunciado su retiro del PDA y su no participación en la consulta, lo que confirmó en su columna de El Espectador del 27 de mayo– y que, por sustracción de materia, no tuviera lugar el 27 de septiembre, lo que hubiese traído gravísimas consecuencias para el futuro inmediato de la colectividad, el Comité Ejecutivo nombró una comisión para que se reuniera con el senador Petro y le ofreciera garantías adicionales a lo estipulado por la Resolución que aprobó la Junta Nacional. Posteriormente, en esa misma dirección, aprobó un Protocolo adicional y complementario. Aunque en el terreno concreto el Protocolo no modificó nada sustancial de lo establecido inicialmente, por lo menos, ante la opinión pública y las bases del Polo, quedó explícita la voluntad política de la mayoría del Partido –con la evidente excepción del sector que dirige el senador Robledo– de facilitar la participación de Gustavo Petro en la escogencia del candidato presidencial.

Gustavo Petro, el 29 de mayo, en el concurrido acto público en el que presentó su programa de gobierno Acordemos el futuro, organizado por el movimiento sindical y reseñado en esta edición de LA BAGATELA, anunció al país su permanencia en el Polo y su participación en la consulta abierta y ciudadana que escogerá al candidato presidencial. Lo hizo, según sus palabras, “porque Colombia necesita tener una izquierda democrática para llegar a un acuerdo para el futuro, sin ella, la democracia no será más profunda, ni Colombia encontrará el camino para superar la violencia”. Petro asume así una riesgosa apuesta que debe recibir el respaldo de los demócratas de Colombia, demócratas de adentro y de fuera del Polo, ya que el II Congreso estableció el mecanismo de consulta abierta, es decir, que en ella puede legítimamente participar todo colombiano mayor de edad, sin el requisito de militar en el Polo.

El PTC (moirista) expresa su total respaldo a la candidatura de Gustavo Petro por la posición que encarna sobre la necesidad de una convergencia para salvar a la nación de un tercer mandato uribista; por su concepción democrática sobre el Estado, la sociedad y el PDA; por su programa de gobierno; por su capacidad, valentía y patriotismo; por su profundo amor al pueblo y compromiso con la izquierda democrática. Todos nuestros militantes y amigos asumimos el compromiso de trabajar incansablemente para modificar una correlación de fuerzas, hoy desfavorable, y obtener una victoria en septiembre que abra camino al acuerdo nacional que requiere Colombia.

IV. Marcelo Torres, candidato a la Alcaldía por el PDA y la Gran Alianza por la Salvación de Magangué

Ante la convocatoria de elecciones atípicas para escoger el nuevo Alcalde de Magangué el cinco de julio, Marcelo Torres, a nombre del Polo, ha asumido el compromiso de enfrentar una dura ofensiva del poder mafioso por volver a controlar el estratégico municipio del Sur de Bolívar. Con el respaldo de una amplia coalición de fuerzas políticas y sociales locales, llamada la Gran Alianza por la Salvación de Magangué, Marcelo adelanta una heroica campaña electoral en la que, en su contra, corren ríos de dinero y no escasean las amenazas del poderoso imperio económico local que recurre a todo para reconquistar su hegemonía en el municipio. ¡Y qué ironía!, hasta a la utilización de métodos legales.

La figura y la capacidad de Marcelo Torres, aunadas al entusiasmo, la amplitud y la vinculación con los intereses más caros de la población del equipo de trabajo que allí se ha conformado, lo han posicionado como la única opción capaz de lograr las transformaciones sociales y administrativas indispensables para superar el atraso y la pobreza de la comarca. Esa candidatura representa la democracia, el progreso, la participación ciudadana y la honestidad en el manejo de los dineros públicos. Pero, es evidente que la vida del candidato y la de los dirigentes de diferentes corrientes políticas que lo acompañan corren peligro y, de no movilizarse una veeduría internacional y nacional, el fraude electoral, patrocinado desde la Gobernación de Bolívar y la actual Alcaldía encargada, será el juez último de esta importante contienda.

El Polo, a través de su Presidente y su Secretario General ya lo hizo, pero desde estas páginas insistimos en exigir perentoriamente del Gobierno Nacional las garantías democráticas para que la población escoja libremente su mandatario local y se preserve la seguridad y la integridad del candidato de la democracia y de la decencia política.

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