5 de junio de 2009

Dos izquierdas en la consulta del Polo

Gustavo Petro decidió quedarse en el Polo, dará la batalla por la izquierda democrática dentro del mismo. A más de uno nos cogió por sorpresa esta decisión, pero lo vamos acompañar quizás, a la más importante de todas luchas que hemos librado hasta ahora dentro del Polo los revolucionarios demócratas: la de forjar una izquierda nueva pero de la mano de los ciudadanos.

En la consulta de septiembre se enfrentarán dos izquierdas que pugnan desde los años sesenta y setenta por prevalecer y dirigir los destinos de Colombia. La una, representada por Carlos Gaviria, es una izquierda rancia, chapada a la antigua, que hizo de las tesis del marxismo leninismo un catecismo, una verdad inmutable, una hojarasca, lo que la hace sectaria y dogmática. La otra, la que representa Gustavo Petro, es una izquierda moderna, que sabe leer la realidad colombiana, pluralista, innovadora, que recoge el legado democrático de hombres como Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán y ve en el marxismo una guía para la acción, mas no una verdad que puede transplantarse de un país a otro.

La vieja izquierda aun suspira por la dictadura del proletariado, por la revolución socialista estilo Urss o China hoy ambas en bancarrota (Del Comité de Prensa: Este punto amerita una crítica y debate) y creen que la única manera de conseguir cambios estructurales es por la vía armada. Creen más en el centralismo que en la democracia y consideran más importante el aparato partidario que el favor de la opinión.

La nueva izquierda pugna por un socialismo a la colombiana y hunde sus raíces en nuestra cultura y sus costumbres para seducir a los votantes, y cree que los cambios que amerita la hora son por la democracia y privilegia la lucha política civilizada en contra de todas las violencias. Hacemos énfasis en la democracia, más que en el centralismo y antes que aspirar a controlar el aparato, queremos acompañar a las multitudes a realizar los cambios y a concretar sus sueños.

La izquierda tradicional aspira a que los colombianos, tarde que temprano, asimilemos sus verdades y algún día, aunque lejano, nos dejemos conducir por ellos al paraíso terrenal. Incluso por las malas si es necesario. Ellos tienen la razón, sólo ellos y nadie más que ellos. Los demás somos un poco de ignorantes y hasta de derecha cuando no los comprendemos; pero cuando les copiamos somos unos verdaderos revolucionarios. Para ellos todo es cuestión de esperar a que se “agudice la lucha de clases” para que algún día…algún día, nos podamos “tomar el cielo por asalto”. Es una izquierda de puertas cerradas que le gusta la palabra depurar, purgar, expulsar, excluir. Hoy no están por una convergencia, creen que el Polo solito puede vencer la coalición uribista.

La izquierda moderna trata de comprender lo que quieren los colombianos para acompañarlos en su redención. Nos equivocamos buscando la verdad y no siempre tenemos la razón; en vez imponer sus ideas trata de buscar soluciones entre todos, incluidos los iluminados, para conseguir llevar a cabo los propósitos de las amplias mayorías. Entendemos que hay gente de derecha, de izquierda, de centro, alta, bajita, negros, blancos y mestizos, pobres y ricos, pero sabemos que todos somos Colombia y con todos queremos acordar el futuro. Es una izquierda de puertas abiertas, que nos gusta conjugar la palabra, recibir, acoger, sumar, incluir. Hoy creemos que sólo una convergencia amplia, puede derrotar la coalición uribista.

La consulta de septiembre dirá cuál es la izquierda que los colombianos quieren. Prosoviética, prochina, procubana o procolombiana. Radical o moderada. Guerrerista, negativa y sectaria; o una izquierda pacifista, propositiva y pluralista.

Para bien o para mal en el Polo hemos confluido todos los que nos podemos llamar de izquierda, desarmada claro está, y si bien en la pasada consulta polista entre Gaviria y Navarro el enfrentamiento entre un jurista y un exguerrillero matizó la pugna de las dos izquierdas, hoy es más nítida la contradicción y la gente entiende que detrás de cada candidato hay una mirada, un punto de vista divergente sobre los asuntos políticos, sobre la estrategia, sobre la táctica, sobre la salida a los problemas que nos aquejan y sobre todo un enfoque diferente sobre la guerra y la paz.

Pues bien, el reto está planteado, desde hace más de cuarenta y cinco años las diferentes izquierdas quisieron dirimir quien dirigía los cambios en Colombia y para ello algunas utilizaron todas la armas… ¡todas! No se pudo y todos perdimos legitimidad.

Ahora se plantea que sean los ciudadanos colombianos los que escojan. Por tal razón no hay tiempo que perder, debemos organizarnos y corregir errores, emplearnos a fondo para dar a conocer la diferencia y seducir al electorado por toda Colombia y ganar legitimidad.

La campaña con Petro es una oportunidad para rescatar las bases fundantes del Polo, para reestructurar el viejo PDI y ponerlo en marcha. Por todas la anteriores razones diremos… ¡Compañero Petro, mande usted y acordemos el futuro!
Jaime Vargas

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