22 de marzo de 2010

Denuncias sobre irregularidades en elecciones del pasado domingo

Por Ramón Elejalde: ¡Qué retroceso!

La jornada electoral del pasado domingo es, en sentir de muchos ciudadanos, la más corrupta y viciada en la historia reciente de Colombia. Funcionarios, del presidente de la República para abajo, abiertamente haciendo política; dirigentes comprando con dinero concejales y dirigentes locales (¿lo nuestro es una democracia o una “platocracia”?); contratistas financiando campañas electorales; presupuestos oficiales al servicio de ciertas candidaturas...

...publicidad en cantidades infernales que a todas luces violaban cualquier tipo de topes; alcaldes presionados por gobernadores; mesas de votación con 800 votos cuando no podían sufragar sino 400 personas; funcionarios constreñidos por sus nominadores; jurados de votación que no cumplieron con su deber; unas autoridades electorales arrolladas por su propia imprevisión e ineptitud; resultados electorales no conocidos a tiempo y suspicacia por todas partes.

A todas las anteriores calamidades, perfectamente demostrables, públicas y notorias, hay que agregarles otras: un tarjetón terriblemente diseñado, especialmente el de la Cámara de Representantes. Más de dos millones de tarjetones anulados o no marcados. A última hora decide la Registraduría cambiar la empresa que por muchísimos años transmitió datos electorales y ayudó con los softwares necesarios para el día electoral. Increíble la ineficacia de las autoridades electorales y la confusión que tal actitud generó: bolsas contentivas de la votación que no fueron selladas, conteo de votos que los jurados no concluyeron, señalamientos presidenciales sobre consumo de licor en el lugar que servía de epicentro de las elecciones.

Las denuncias sobre compra de votos ya no se circunscribieron a ciertas regiones de Colombia. La metástasis en este sentido fue terriblemente demostrativa de lo que nos espera con el nuevo Congreso. Un Parlamento con una gran mancha de ilegitimidad en su origen, que nos hace presagiar que lo que sucedió en el cuatrienio que termina, es un juego de niños. Congresistas que compraron su elección en el más descarado mercado público serán los que nos expedirán las leyes y las reformas constitucionales en los próximos años. Las enseñanzas y consecuencias serán impredecibles, si las autoridades (léase Fiscalía y Procuraduría), como parece ser, no actúan prontamente. Obvio que hubo gente decente que logró su elección, pero ya hoy esa situación es excepcional.

El discurso proselitista del secretario de Educación del Valle es igual a la historia de una negociación suscitada entre funcionarios de la Gobernación de Antioquia y la comunidad de La Arboleda en el municipio de Tarso. Hace unos dos meses les prometieron a los vecinos de esta comunidad que si votaban por la candidata del Gobernador para el Senado de la República les sería suspendido el cobro de valorización que le debían al Departamento y que estaba en cobro coactivo, contribución que había sido derramada por la Resolución 663 de julio de 1996. Diez días antes de elecciones, en la misma cantina pública de la promesa, un funcionario de la Gobernación fue a entregar y a leer en manifestación públicamente, la Resolución 000923 de enero 27 de 2010 firmada por María Cristina Mesa Zapata, secretaria de Infraestructura Física de Antioquia, donde se suspende totalmente la contribución de valorización para unas 60 familias. Quedó sellada la negociación entre Departamento y unos electores para votar por la candidata oficial, sin que ya pueda el Departamento, jurídicamente, revocar la decisión. ¿Cuál la diferencia con quien burdamente compra votos?

Notícula. Óscar Suárez Mira le ganó al gobernador Ramos Botero hasta en las listas liberales. Mientras John Jairo Roldán, cuota de los Suárez Mira, se erige como la primera votación liberal, los candidatos liberales de Luís Alfredo Ramos quedaron en su inmensa mayoría por fuera de toda posibilidad. Eso ratifica que simplemente son utilizados y que el Gobernador puso todos los huevos en una sola canasta.

elejaldes@une.net.co

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