Quisiera llamar la atención sobre los resultados obtenidos por EPM en el estudio de TRANSPARENCIA POR COLOMBIA. Hay allí elementos que tendrían que generar una necesaria rectificación de fondo y que constituyen al mismo tiempo un llamado de atención profundo sobre lo que pasa en UNE.
De entrada hay que decir que no sorprende el resultado excelente de EPM. Con todo y sus dificultades, sobre todo su precaria gestión del recurso humano, cada vez más deteriorada, EPM sigue siendo una empresa maravillosa. No me canso de repetir que eso solo es lograble cuando se cuenta con un recurso humano a veces ignorado, no siempre bien valorado, pero siempre comprometido, siempre valioso, siempre vigilante y consciente del manejo riguroso de los recursos del estado y de su necesario compromiso con la comunidad, finalmente dueña de la entidad.
Pero donde hay que detenerse es en la calificación obtenida por UNE. El punto no es donde estamos sino de dónde venimos. Una calificación de 70.2 si bien puede ser mejor que muchas de las empresas evaluadas señala una tendencia negativa que tendría que tener consecuencias administrativas si es que verdaderamente en la Alcaldía de Medellín, la ética de lo público y la necesidad de transparencia ocupan el lugar que todos creemos. Lo que es claro y evidente es que UNE no sale bien librada. Hace tres años, con una empresa integrada, los resultados de EPM eran también los de UNE. Hoy, es evidente el retroceso. Y justamente en materia de transparencia, tal vez el tema que más requiere atención en la Colombia de hoy, permeada hasta los tuétanos por la cultura del todo se puede, todo se vale, la cultura del fin justifica los medios.
De manera que tres años de gestión por una cultura refractaria de lo público, impuesta a la brava, a los sombrerazos, con ostensible burla e irrespeto al recurso humano proveniente de UNE, ha conducido a esos precarios resultados. No se puede negar que la gestión de un negocio en dura competencia demanda competencias que podrían haberse logrado si como resultado de la escisión del negocio de telecomunicaciones de EPM se hubiesen juntado las fortalezas de las empresas que concurrieron para conformar UNE, pero deplorablemente no fue eso lo que se hizo. De una manera irrespetuosa, prepotente, ciega, irreflexiva, prejuiciosa, esa cultura de pobres, pobrísimos resultados empresariales, se dedicó con ahínco no a aportar sus evidentes fortalezas comerciales sino a destruir lo logrado por la cultura pública que tanto le molestaba, tal vez porque en el rigor no germinan sus prácticas sibaritas, de estrato 12, su ausencia absoluta de rigor, su desprecio por los organismos y mecanismos de control. Lamentablemente se premió a la empresa de precarios logros, una empresa “aguacate” madurada a base de periódicos, con el manejo a su antojo y arbitrio de la que sí producía buenos resultados, con la dolorosa aquiescencia ó el silencio cobarde de algunos directivos pusilánimes, que cerraron los ojos ante la necedad de lo que observaban, con la vana esperanza de que su situación personal no se viese afectada.
Para resumirlo: Hace pocos años los resultados evaluaban a UNE y EPM que eran una misma empresa. Esos resultados han sido superados y honrados por EPM, en buena hora una entidad pública. Pero han sido deteriorados por UNE que se supone se escindió para ser más exitosa. Ahora están los logros a la vista. Utilidades menores y decrecientes, procesos complejísimos, costos exorbitantes, gastos de publicidad escandalosos, deterioro alarmante del respeto al recurso humano y a la dignidad de sus funcionarios, sobre todo si vienen de la cultura EPM, y para completar el triste panorama, un pobre resultado en materia de transparencia, porque eso es lo que haya que deducir del informe en comento: DESCENSO EN LA PERCEPCIÓN de TRANSPARENCIA. Al tiempo que constituye un motivo de verdadero orgullo, no deja de ser una paradoja que una empresa pública como EPM dicte patrones de comportamiento empresarial y obtenga resultados que superan ampliamente a una filial como UNE, supuestamente gestionada de cara a la eficiencia.
Supone uno la profunda decepción del doctor Fajardo, cuyo programa de gobierno hace de la transparencia su bandera, al ver los tristes resultados del proceso de escisión, en lo que a UNE respecta.
Es necesario advertir, cuando todavía hay tiempo para rectificar, que se están dando pasos agigantados para justificar la privatización de UNE. Si ese es el propósito oculto, a fe que lo están haciendo bien sus actuales directivas, en contra de la manifestación expresa del señor Alcalde, quien ha fijado claramente su oposición a tal decisión. Tiene uno la impresión que hay agendas ocultas paralelas. Pero deberían tener al menos la decencia de hacerlo público, para que la comunidad pueda intervenir oportunamente en el debate.
Francisco Luis Valderrama A
De entrada hay que decir que no sorprende el resultado excelente de EPM. Con todo y sus dificultades, sobre todo su precaria gestión del recurso humano, cada vez más deteriorada, EPM sigue siendo una empresa maravillosa. No me canso de repetir que eso solo es lograble cuando se cuenta con un recurso humano a veces ignorado, no siempre bien valorado, pero siempre comprometido, siempre valioso, siempre vigilante y consciente del manejo riguroso de los recursos del estado y de su necesario compromiso con la comunidad, finalmente dueña de la entidad.
Pero donde hay que detenerse es en la calificación obtenida por UNE. El punto no es donde estamos sino de dónde venimos. Una calificación de 70.2 si bien puede ser mejor que muchas de las empresas evaluadas señala una tendencia negativa que tendría que tener consecuencias administrativas si es que verdaderamente en la Alcaldía de Medellín, la ética de lo público y la necesidad de transparencia ocupan el lugar que todos creemos. Lo que es claro y evidente es que UNE no sale bien librada. Hace tres años, con una empresa integrada, los resultados de EPM eran también los de UNE. Hoy, es evidente el retroceso. Y justamente en materia de transparencia, tal vez el tema que más requiere atención en la Colombia de hoy, permeada hasta los tuétanos por la cultura del todo se puede, todo se vale, la cultura del fin justifica los medios.
De manera que tres años de gestión por una cultura refractaria de lo público, impuesta a la brava, a los sombrerazos, con ostensible burla e irrespeto al recurso humano proveniente de UNE, ha conducido a esos precarios resultados. No se puede negar que la gestión de un negocio en dura competencia demanda competencias que podrían haberse logrado si como resultado de la escisión del negocio de telecomunicaciones de EPM se hubiesen juntado las fortalezas de las empresas que concurrieron para conformar UNE, pero deplorablemente no fue eso lo que se hizo. De una manera irrespetuosa, prepotente, ciega, irreflexiva, prejuiciosa, esa cultura de pobres, pobrísimos resultados empresariales, se dedicó con ahínco no a aportar sus evidentes fortalezas comerciales sino a destruir lo logrado por la cultura pública que tanto le molestaba, tal vez porque en el rigor no germinan sus prácticas sibaritas, de estrato 12, su ausencia absoluta de rigor, su desprecio por los organismos y mecanismos de control. Lamentablemente se premió a la empresa de precarios logros, una empresa “aguacate” madurada a base de periódicos, con el manejo a su antojo y arbitrio de la que sí producía buenos resultados, con la dolorosa aquiescencia ó el silencio cobarde de algunos directivos pusilánimes, que cerraron los ojos ante la necedad de lo que observaban, con la vana esperanza de que su situación personal no se viese afectada.
Para resumirlo: Hace pocos años los resultados evaluaban a UNE y EPM que eran una misma empresa. Esos resultados han sido superados y honrados por EPM, en buena hora una entidad pública. Pero han sido deteriorados por UNE que se supone se escindió para ser más exitosa. Ahora están los logros a la vista. Utilidades menores y decrecientes, procesos complejísimos, costos exorbitantes, gastos de publicidad escandalosos, deterioro alarmante del respeto al recurso humano y a la dignidad de sus funcionarios, sobre todo si vienen de la cultura EPM, y para completar el triste panorama, un pobre resultado en materia de transparencia, porque eso es lo que haya que deducir del informe en comento: DESCENSO EN LA PERCEPCIÓN de TRANSPARENCIA. Al tiempo que constituye un motivo de verdadero orgullo, no deja de ser una paradoja que una empresa pública como EPM dicte patrones de comportamiento empresarial y obtenga resultados que superan ampliamente a una filial como UNE, supuestamente gestionada de cara a la eficiencia.
Supone uno la profunda decepción del doctor Fajardo, cuyo programa de gobierno hace de la transparencia su bandera, al ver los tristes resultados del proceso de escisión, en lo que a UNE respecta.
Es necesario advertir, cuando todavía hay tiempo para rectificar, que se están dando pasos agigantados para justificar la privatización de UNE. Si ese es el propósito oculto, a fe que lo están haciendo bien sus actuales directivas, en contra de la manifestación expresa del señor Alcalde, quien ha fijado claramente su oposición a tal decisión. Tiene uno la impresión que hay agendas ocultas paralelas. Pero deberían tener al menos la decencia de hacerlo público, para que la comunidad pueda intervenir oportunamente en el debate.
Francisco Luis Valderrama A
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