Por Jorge Mejía Martínez
Repito, el PIN es el colmo de la desvergüenza nacional. Por ello angustia que para el Presidente de la Republica, la única preocupación sobre los resultados del domingo 14 se reduzca a ordenar, con aire revanchista, una investigación sobre si en la Registraduría se consumió o no licor. ¿Nos tendremos que quedar quietos? ¿Será posible promover algo desde la comunidad internacional?
El PIN es la tapa de la desvergüenza nacional. Según las prestigiosas Votebien y Semana.com, este cuarto partido en el Senado, tiene entre los 8 elegidos a 7 con sindicaciones graves o apoyos de familiares o padrinos políticos que han estado condenados o envueltos en escándalos de corrupción y parapolítica, además de otros procesos penales.
E incluso, por las negritudes a la Cámara, salió electo Yahir Acuña Cabrales con más de 45 mil votos depositados a su lista cerrada de Afrovides. Acuña, fue concejal y diputado en Sucre gracias al apoyo recibido por Aposucre, una de las empresas de Enilce López, la Gata. Ha sido férreo defensor de las compañías de seguridad de la Gata y es cercano al ex gobernador de Sucre, Salvador Arana, quien fue condenado a 40 años de prisión por la autoría intelectual del crimen del alcalde de El Roble, Eudaldo Díaz. Según el diario El Tiempo, el nombre de Yahir Acuña también aparece en varios documentos de Inteligencia de la Armada que lo relacionan con el paramilitar alias “Cadena”.
Bueno ¿y de dónde salió el PIN? Es la sumatoria de los esfuerzos de políticos en desgracia por la parapolítica, con dos propósitos: sobrevivir en las elecciones pasadas a congreso y tener capacidad de negociación política, a favor de los procesados, en las contiendas presidenciales de mayo y junio. Desde septiembre, en sectores cercanos a las filas uribistas existía la intensión de crear un nuevo partido en el que tuvieran cabida los candidatos que no alcanzaran a entrar a La U, según lo informó en varias ocasiones la revista Semana. Al principio, la opción fue utilizar a Convergencia Ciudadana como partido sombrilla, pero el presidente de Convergencia, Samuel Arrieta, armó toldo aparte y junto a ex integrantes de Apertura Liberal re fundó su movimiento con el nombre de Partido de Integración Nacional, PIN.
Los candidatos uribistas que seguían sin partido, liderados por el Gobernador Abadía del Valle, recurrieron a una alianza con Colombia Viva –toda su bancada terminó investigada o en la Picota por parapolítica- para fundar ADN, Alianza Democrática Nacional. Este grupo político tiene su origen en el Movimiento Popular Unido, MPU, fundado por Carlos Herney Abadía, ex senador condenado en el proceso 8.000 y padre del gobernador del Valle, y Juan Carlos Martínez, ex senador involucrado en el escándalo de la parapolítica. Angelino garzón, hoy formula vicepresidencial de Juan Manuel Santos, se hizo avalar para la gobernación del Valle por este movimiento.
Pero una medida del Consejo Nacional Electoral, tomada en febrero de 2010, suspendió provisionalmente la Personería de ADN, por considerar que esta organización violó los procedimientos legales al realizar una asamblea en la que al parecer participaron ex congresistas del extinto partido Colombia Viva, detenidos en la cárcel la Picota por parapolítica, como Jorge Castro Pacheco y Vicente Blel. Por tales hechos, el CNE consideró que pudo cometerse una falsedad ideológica en documento público, por lo que la investigación a los directivos puede abarcar los campos electoral, administrativo, disciplinario y penal. Rápidamente, los efectivos de ADN engrosaron al PIN, con los resultados conocidos el domingo.
Con tales antecedentes, los colombianos tenemos el derecho a pensar que las decisiones del cuarto partido en el Senado y clave en la nueva coalición uribista, se tomarán desde las cárceles o desde las alcantarillas. Lo mismo podrá ocurrir con congresistas en cuerpo ajeno de otros partidos como el liberal, conservador, Cambio radical y la U. El Congreso tuvo la oportunidad de cerrarles el camino pero no quiso hacerlo. En la reforma política que se aprobó el año pasado, uno de los puntos importantes del proyecto que radicó el gobierno era el de prohibir que familiares de los políticos condenados por este tipo de delitos pudieran aspirar a cargos de elección popular. Pero no hubo voluntad para adoptar la iniciativa.
Repito, el PIN es el colmo de la desvergüenza nacional. Por ello angustia que para el Presidente de la Republica, la única preocupación sobre los resultados del domingo 14 se reduzca a ordenar, con aire revanchista, una investigación sobre si en la Registraduría se consumió o no licor. ¿Nos tendremos que quedar quietos? ¿Será posible promover algo desde la comunidad internacional?
23 de marzo de 2010
El PIN y el colmo de la desvergüenza
Etiquetas:
Política
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Debe ser posible promover una acción desde la Comunidad Internacional, por el derecho a una patria libre de parapolitica y con justicia social.
ResponderEliminarConsidero que debe ser una propuesta de tod@s los lideres sociales, sindicales,estudiantes universitarios, politicos responsables, ONGs de derechos humanos, debemos hacer tejido social y crear una red de ciudadanos par lograr este proposito.