"Ahora sí, reconocen que los subsidios proteccionistas de los productores lácteos europeos impiden cualquier posibilidad de competitividad y la industria láctea nacional queda herida de muerte, pues la desmesurada desventaja de precios a favor de los europeos sustituiría las marcas de consumo nacional por las importadas."
El 23 y el 24 de febrero, se realizó en Bruselas, Bélgica, la reunión del Buró Ejecutivo de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y al margen de ese evento, fui invitado por algunos parlamentarios y las centrales sindicales belgas a una reunión informal de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento de ese país.
La idea era intercambiar criterios sobre la marcha apresurada que llevaba la Comisión Económica Europea y el Gobierno de Colombia para la firma de un Tratado de Libre Comercio, presentes en la ciudad de Bruselas por esos mismos días.
Casualmente, en el vuelo internacional Bogotá – Bruselas, viajaron algunos empresarios vinculados al sector de la agricultura y la ganadería, con quienes intercambiamos saludos y recibí el común reclamo de la supuesta apatía y radicalidad del sindicalismo colombiano por no apoyar los tratados de libre comercio, que “sólo contribuía al aislamiento de Colombia en el comercio internacional y al atraso en materia de inversiones”, según su opinión.
Ante las centrales belgas y los parlamentarios de ese país reiteramos la posición de la CUT respecto a los tratados de libre comercio. Dejamos en claro que no nos oponemos al comercio internacional, siempre y cuando éste se desarrolle sobre la base de trascender la flagrante violación de los derechos humanos y sindicales, por parte del gobierno colombiano y las transnacionales. Creemos en un comercio internacional que nos permita un desarrollo autónomo de la consolidación de la soberanía nacional y de la democracia interna de Colombia.
Además, mientras borran de un plumazo los aranceles y salvaguardas que protegen las exportaciones colombianas, la Unión Europea pasa agachada manteniendo cuantiosas ayudas internas y con una agricultura subsidiada con unos 50 mil millones de euros.
El único y supuesto gran logro para el sector bananero de bajar de 176 euros por tonelada métrica a 126 euros, lo sometieron a una transición de 10 años.
Otra falacia, son las supuestas exportaciones de Colombia a Europa cuando, por ejemplo, los mayores productos de exportación, ya no son de los colombianos: el ferroníquel es de la BHP Billiton con miserables regalías; el petróleo exportado es de propiedad de compañías europeas como la BP Exploration, Perezco, Cebsa y Emerald Energy Ocol.
Ni qué decir de las medidas fitosanitarias europeas que exigen estándares elevadísimos, lo que significa que no ingresará a ese continente productos cárnicos o lácteos, en síntesis, ese fue el panorama presentado a nuestros colegas sindicalistas y a los parlamentarios belgas.
La verdad no estábamos profetizando nada, pues la posición de la CUT es fruto de sesudos análisis económicos, y político-sociales. La razón no la acaban de dar ahora en Bogotá las declaraciones del gremio de la agricultura y ganadería cuando sus voceros con cara de arrogancia y de un falso nacionalismo llegaron a Europa y ahora regresan en actitud plañidera lloriqueando las consecuencias de los acuerdos a que se llegó, dentro de los cuales ignoraron totalmente las “respetuosas” propuestas de Fedecoleche y Colanta entre otros.
Ahora sí, reconocen que los subsidios proteccionistas de los productores lácteos europeos impiden cualquier posibilidad de competitividad y la industria láctea nacional queda herida de muerte, pues la desmesurada desventaja de precios a favor de los europeos sustituiría las marcas de consumo nacional por las importadas.
Reconocen también que a la fecha no han exportado un solo litro de leche, tampoco carne, mientras que ya existen acuerdos comerciales en estas líneas de producción y agricultura con Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile que le venden a Colombia.
Ahora deben entender los empresarios colombianos que el tratamiento que les ha dado el Gobierno Nacional invitándolos a una sala alterna para que emitan su respetable opinión sólo es una forma de maquillaje para mostrar una supuesta participación cuyo embeleco los sindicatos nos negamos a aceptar.
De todas maneras, el lloriqueo de los gremios que cuestionan al sindicalismo y que ahora son víctimas del patrocinio al TLC con Europa, significó la atención e intervención directa del presidente Álvaro Uribe Vélez para que se reestudie el tema de los lecheros pero en nada hace referencia a los demás componentes del sector agrario colombiano.
No obstante, que ya se firmaron los acuerdos globales entre Colombia y la Comisión Económica Europea, los trabajadores colombianos seguiremos en la lucha nacional e internacional por detener tan funesto proceso comercial como también el de los Estados Unidos y Canadá.
Luís Alejandro Pedraza
Rel-UITA
El 23 y el 24 de febrero, se realizó en Bruselas, Bélgica, la reunión del Buró Ejecutivo de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y al margen de ese evento, fui invitado por algunos parlamentarios y las centrales sindicales belgas a una reunión informal de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento de ese país.
La idea era intercambiar criterios sobre la marcha apresurada que llevaba la Comisión Económica Europea y el Gobierno de Colombia para la firma de un Tratado de Libre Comercio, presentes en la ciudad de Bruselas por esos mismos días.
Casualmente, en el vuelo internacional Bogotá – Bruselas, viajaron algunos empresarios vinculados al sector de la agricultura y la ganadería, con quienes intercambiamos saludos y recibí el común reclamo de la supuesta apatía y radicalidad del sindicalismo colombiano por no apoyar los tratados de libre comercio, que “sólo contribuía al aislamiento de Colombia en el comercio internacional y al atraso en materia de inversiones”, según su opinión.
Ante las centrales belgas y los parlamentarios de ese país reiteramos la posición de la CUT respecto a los tratados de libre comercio. Dejamos en claro que no nos oponemos al comercio internacional, siempre y cuando éste se desarrolle sobre la base de trascender la flagrante violación de los derechos humanos y sindicales, por parte del gobierno colombiano y las transnacionales. Creemos en un comercio internacional que nos permita un desarrollo autónomo de la consolidación de la soberanía nacional y de la democracia interna de Colombia.
Además, mientras borran de un plumazo los aranceles y salvaguardas que protegen las exportaciones colombianas, la Unión Europea pasa agachada manteniendo cuantiosas ayudas internas y con una agricultura subsidiada con unos 50 mil millones de euros.
El único y supuesto gran logro para el sector bananero de bajar de 176 euros por tonelada métrica a 126 euros, lo sometieron a una transición de 10 años.
Otra falacia, son las supuestas exportaciones de Colombia a Europa cuando, por ejemplo, los mayores productos de exportación, ya no son de los colombianos: el ferroníquel es de la BHP Billiton con miserables regalías; el petróleo exportado es de propiedad de compañías europeas como la BP Exploration, Perezco, Cebsa y Emerald Energy Ocol.
Ni qué decir de las medidas fitosanitarias europeas que exigen estándares elevadísimos, lo que significa que no ingresará a ese continente productos cárnicos o lácteos, en síntesis, ese fue el panorama presentado a nuestros colegas sindicalistas y a los parlamentarios belgas.
La verdad no estábamos profetizando nada, pues la posición de la CUT es fruto de sesudos análisis económicos, y político-sociales. La razón no la acaban de dar ahora en Bogotá las declaraciones del gremio de la agricultura y ganadería cuando sus voceros con cara de arrogancia y de un falso nacionalismo llegaron a Europa y ahora regresan en actitud plañidera lloriqueando las consecuencias de los acuerdos a que se llegó, dentro de los cuales ignoraron totalmente las “respetuosas” propuestas de Fedecoleche y Colanta entre otros.
Ahora sí, reconocen que los subsidios proteccionistas de los productores lácteos europeos impiden cualquier posibilidad de competitividad y la industria láctea nacional queda herida de muerte, pues la desmesurada desventaja de precios a favor de los europeos sustituiría las marcas de consumo nacional por las importadas.
Reconocen también que a la fecha no han exportado un solo litro de leche, tampoco carne, mientras que ya existen acuerdos comerciales en estas líneas de producción y agricultura con Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile que le venden a Colombia.
Ahora deben entender los empresarios colombianos que el tratamiento que les ha dado el Gobierno Nacional invitándolos a una sala alterna para que emitan su respetable opinión sólo es una forma de maquillaje para mostrar una supuesta participación cuyo embeleco los sindicatos nos negamos a aceptar.
De todas maneras, el lloriqueo de los gremios que cuestionan al sindicalismo y que ahora son víctimas del patrocinio al TLC con Europa, significó la atención e intervención directa del presidente Álvaro Uribe Vélez para que se reestudie el tema de los lecheros pero en nada hace referencia a los demás componentes del sector agrario colombiano.
No obstante, que ya se firmaron los acuerdos globales entre Colombia y la Comisión Económica Europea, los trabajadores colombianos seguiremos en la lucha nacional e internacional por detener tan funesto proceso comercial como también el de los Estados Unidos y Canadá.
Luís Alejandro Pedraza
Rel-UITA
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